Imperio caído, amor destruido [YoonTae +18] {Omegaverse}

Capítulo CI

En la oscuridad de su habitación asignada, JungKook lloraba desconsolado y en silencio, no podía estar bien por más que quisiera, mucho menos por la conversación que había escuchado de sus dos amigos.

—¡¿Estás loco?! ¡¿Sabes el daño que le ocasionaría a Kookie?!

—Lo sé, Tae, ¿pero sabes el daño que nos va a ocasionar a nosotros y nuestros hijos perder a YoonGi y Nam? Además, si algo les sucede a ambos, tanto Silla como Guguryeo van a atacar, lo sabes bien, ahora que Agust y YoonGi se llevan bien seguramente Agust buscará ayudarlo, y si los reyes Jeon se enteran de lo sucedido no dejarán que JungKook esté junto a HoSeok y, seguramente, le van a dar la pena de muerte— Jin explicó con seriedad. Por unos instantes ambos guardaron silencio, no obstante, Tae se apresuró a decir:

—¿Qué haremos si... Algo... Les sucede a YoonGi y Nam?— cuestionó con angustia.

—No quiero pensar en ello, TaeTae...

—¡Debemos pensarlo, Jin hyung! Debemos estar preparados por si algo malo sucede, no iremos por la vida improvisando, menos ahora que tenemos hijos, podríamos morir fácilmente en cualquier momento si no tenemos algún plan— Jin soltó un pesado suspiro y respondió:

—Tienes razón, solo... Dejemos que la noche siga su curso, en la mañana pensamos en algo, no quiero alterarme y, por consiguiente, a mi bebé— tras decir aquello se puso de pie y comenzó a caminar hacia la cocina...

De nuevo las lágrimas comenzaron a descender a la vez que el pecho del menor dolía, esas palabras le habían atravesado el corazón como flecha, no podía hacer más que llorar y lamentarse por lo que probablemente sucedería.

Cuando el llanto cesaba intentaba dormir, cerraba los ojos fuertemente esperando caer dormido y, de esa manera, olvidar lo que había sucedido ese terrible día. Para su desgracia, la angustia y la tristeza eran mucho más que el sueño y el desgaste físico, y eso era lo que no lo dejaría dormir durante toda la noche.

Mientras la luna subía y subía en el oscuro cielo, el joven daba mil y un vueltas en la cama intentando caer dormido, pero nada. Las imágenes de lo que había sucedido se repetían una y otra vez en su mente... el llanto volvió de nuevo.

Quería arrancarse el dolor mental, arrancarse las costuras que la sanadora le había hecho para unir su destrozada piel pues, de esa manera, el dolor físico no le permitiría pensar en nada más, inclusive ese dolor le provocaría la inconsciencia que tanto deseaba en ese mismo instante. Sin pensarlo más, se puso de pie y caminó hacia un pequeño estante de madera donde se encontraban las telas e hilos que Tae utilizaba para su negocio; recorrió con la mirada cada cosa bien acomodada mientras buscaba algo con qué deshacerse de las costuras. Cuando sus ojos divisaron las tijeras de tela, sus manos fueron de inmediato hasta ellas para, enseguida, tomarlas.

Sus ojos y sus dedos recorrieron el filo de cada una de las recién afiladas navajas, sus manos comenzaron a temblarle un poco a la vez que lo dudaba.

—¿Y si me hago una herida mucho más grande y profunda?— pensó.

Estaba dispuesto a empuñar las tijeras directo en su abdomen, una parte nada difícil de atravesar, pero una de las más peligrosas si son heridas gravemente. Tomó las tijeras con fuerza, no obstante, el temblor de sus manos le indicó que lo que estaba haciendo no era lo correcto así que, con lágrimas en los ojos, dejó caer su arma para después cubrirse el rostro con ambas manos.

—Lo siento... Lo siento tanto— se decía entre sollozos.

Por otro lado, los otros dos omegas se encontraban en la cocina esperando alguna señal de vida de sus enamorados, ya pasaba de las 3 de la madrugada y sus parejas no aparecían; los pequeños habían estado esperando junto a su padre a YoonGi, pero no aguantaron mucho hasta caer dormidos por lo que Tae los recostó a su lado y los cubrió con una manta para que no pasaran frío. Jin se veía demasiado cansado, su rostro lo reflejaba tan bien, no obstante, sus ojos reflejaban la angustia que sentía al no saber nada de NamJoon.