Capítulo 9

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9

Fue en el Reino de Jian, un día de invierno extremadamente frío y en vísperas de la Año Nuevo Chino, cuando aquellos que destruyeron la ciudad se apresuraron a entrar al palacio.

Yan Feili y sus hombres se dispersaron de prisa por todo el palacio en busca del emperador, mientras que el palacio era un completo caos, lleno de cadáveres que no dejaban de caer y de gente del palacio que corría por su vida. Yan Feili no tuvo tiempo de prestarles atención, porque la caída de un Reino representaba un desastre en sí mismo, y todos ellos eran víctimas de este desastre.

Atrapó a un eunuco de la corte de primer rango, temblando le dijo que el emperador había escapado con los Maestros de Tanei. Yan Feili soltó al eunuco y agarró un caballo para perseguirlo hasta la parte trasera del palacio.

En la ladera de la colina se encontraban los cadáveres de muchos soldados de la Guardia del Emperador del Reino de Jian, incluidos los grandes Maestros de Tanei, todos ellos estaban llenos de sangre y la temperatura residual de sus cuerpos aún era caliente, aparentemente no hacía mucho que habían muerto.

Yan Feili estaba completamente desconcertado.

Después de dar la vuelta a lo largo de la colina de la montaña, a través de la luz de la luna creciente, creyó ver otra luna deslumbrante. Aquel joven adolescente iba vestido de blanco, con una espada ligera de doble filo, tan glamuroso y elegante como una flor de ciruelo, tan majestuoso que parecía no estar en contacto con la realidad mientras estaba de pie en un mar de sangre como un dios enfrentando al mundo.

Detrás de él se reflejaba el universo* y la luna brillante, la tenue luz plateada de la luna parecía irradiar de su cuerpo, y las mangas de su túnica cubiertas de nieve revoloteaban y se agitaban con el viento.

(*乾坤: yin y yang / cielo y tierra / el universo)

A su alrededor, los cadáveres sangrientos yacían por todas partes, incluidos los doce Maestros de Tanei. El Emperador del Reino de Jian estaba inerte frente al adolescente, completamente horrorizado como si su alma fuera desgarrada de su cuerpo, y su rostro estaba pálido y tembloroso.

Al observar a ese joven, se percibía su crueldad y grandeza, un joven insuperable y arrogante en este mundo.

Yan Feili admiraba y adoraba a los que eran fuertes.

En este mundo caótico, solo los fuertes pueden sobrevivir, ¡y solo los fuertes pueden crear un nuevo mundo para los débiles! En ese momento, sin ninguna palabra, sin ningún motivo, Yan Feili quedó profundamente impresionado por el adolescente que tenía delante.

Se liberó de sus pensamientos y se desmonto de su caballo, acercándose al adolescente.

Yan Feili vio un aro de plata prendido en la oreja izquierda del adolescente. En el aro estaba tallado un dragón volador con los dientes y las garras abiertas, que brillaba engañosamente bajo la luz plateada de la luna.

"¿Quién eres?" El adolescente habló con frialdad, y la tenue fragancia de flores de ciruelo flotaba a la luz de la luna creciente, dejando a Yan Feili un ligero trance.

"Soy Yan Feili."

"¡Eres el líder del Ejército de Pan!" El adolescente entrecerró los ojos y le miró de forma crítica.

Ya había escuchado que este ejército rebelde del Reino de Jian tenía una marcha mesurada y un historial distinguido en la batalla, y era considerado un ejército poderoso.

Es solo que su líder era sorprendentemente joven.

"¡Has venido a matarlo!" Apuntando con la punta de su espada al emperador incompetente, no lo dijo en forma de pregunta, sino como una afirmación.

"¡Sí!" Sólo entonces Yan Feili giró la cabeza para mirar al emperador incompetente que estaba casi inconsciente y de cuya boca brotaba espuma blanca.

"¡Entonces te dejare matarlo!" El tono del adolescente era arrogante, como si no le importara nada.

Yan Feili no se sintió insultado, sólo sintió que ese tono era tan natural en los ojos de ese adolescente.

Al acercarse a aquel hombre, levantó su espada, y con un solo movimiento, la sangre brotó y su cabeza rodó por el suelo.

Yan Feili miró el cadáver que tenía delante y de repente se quedó un poco desconcertado. Esta era la persona que el Maestro siempre había deseado matar, y ahora había muerto tan fácilmente.

Si fuera el propio Maestro quien empuñara la espada ahora, ¿estaría dispuesto? ¿Satisfecho? ¿El odio habría desaparecido? No lo sabía, ni tampoco lo entendía.

¿Qué debía hacer ahora que por fin había cumplido el deseo de su Maestro? De repente, Yan Feili giró la cabeza hacia atrás y miró al adolescente. Sentía que el resplandor de la luna nunca había estado tan cerca de él, más cerca que nunca, casi al alcance de sus manos.

El adolescente permitió que lo mirara.

Con tranquilidad, retrajo su espada de doble filo, no había ningún rastro de sangre en ella.

"¡Quieres venir conmigo!" El joven adolescente levantó de repente los ojos y lo miró directamente.

"¡Sí!" Casi sin pensarlo, Yan Feili respondió en un suspiro.

En ese momento, no entendió por qué respondió con tanta facilidad, como si hubiera estado esperando esas palabras todo el tiempo, temiendo que si se retrasaba un paso, el joven se arrepentiría más tarde.

Al recordarlo años después, Yan Feili tuvo que admitir que fue su propio corazón el que tomó la decisión más directa y honesta para él en ese momento.

"Arrodíllate y júrame a mí, Beitang Ao, ¡Una vida de lealtad! ¡Ser fiel a mí por el resto de tu vida! ¡Nunca me traicionaras por el resto de tu vida! De lo contrario, sufrirás el tormento más doloroso de este mundo y morirás en el infierno por toda la eternidad." La fría voz del adolescente era tan noble como la de un dios, sus ojos eran indiferentes pero salvajemente ardientes, altivos pero desprendidos, reflejando un brillo deslumbrante a la luz de la luna.

... Yan Feili disolvió el Ejército de Pan.

Sacó las riquezas que había acumulado durante años de luchas y saqueos y las repartió por igual entre todos. Los que estaban dispuestos a irse, tomaron esta riqueza que les pertenecía, con la esperanza de empezar una nueva vida en este mundo caótico. Los que no estaban dispuestos a marcharse permanecieron obstinadamente al lado de Yan Feili, esperando poder avanzar y retroceder con él y compartir la gloria y prosperidad a su lado. Liu Qi eligió lo primero.

Yan Feili le dio también la parte de plata que le pertenecía a él y los dos se separaron junto al Río Li. Llevaban más de diez años juntos, eran como hermanos de armas, pero finalmente se enfrentaron al destino de ir por caminos separados porque perseguían futuros diferentes.

"Xiao-Yan...." Liu Qi siempre le había llamado así, y nunca había cambiado en más de una década: "Pensé que te gustaba una vida estable."

Yan Feili no respondió.

¡Sí! Le gustaba y anhelaba la estabilidad.

Ya estaba harto de la vida de un mendigo que había sido desplazado desde que era niño.

Aunque el Ejército de Pan robaba a los ricos para ayudar a los pobres, y la disciplina militar era estricta, pero en realidad, cuál era la diferencia con los bandidos ordinarios, todos viven al filo de una espada, ya sea matando o siendo asesinados. No había estabilidad en esta vida, y no tenía ningún deseo de quedarse.

Pero ahora, se había encontrado con la luna brillante que estaba en lo alto del cielo.

Así que renunció voluntariamente a su búsqueda de una vida tranquila, abandonó todos sus apegos y sólo deseó seguir a ese joven y darlo todo por él.


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Esta es una traducción propia del chino al español por lo que puede contener errores.

Vínculos Rotos - 断情结Donde viven las historias. Descúbrelo ahora