Capítulo 71

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第71章

El estandarte bordado con un dragón de plata del Rey de la Puerta Celestial del Norte ondeaba a lo lejos, el sonido de las herraduras de los caballos se acercaba gradualmente, y el noble e imponente carruaje de seis plazas, escoltado por guardias a ambos lados, tenía un aspecto llamativo y ostentoso.

Yan Feili estaba de espaldas, su corazón latía como un tambor mientras la procesión se acercaba.

"Padre, ¿cuándo vamos a llegar a las caballerizas?"

"Todavía falta un tiempo." Beitang Ao se recostó en el largo sofá del carruaje y dijo con una sonrisa autentica.

"Padre, ¿qué aspecto tienen los caballos salvajes? ¿Son más poderosos que su semental Moxue?"

"Padre tampoco los ha visto antes. Probablemente siga siendo más poderoso Moxue."

"Creo que sí." Beitang Yaori se acercó y se recostó sobre él: "Padre, ¿podemos ir a cazar más tarde?"

(*El pequeño lo llama 父王 [fù wáng] forma respetuosa de referirse a su padre el rey.)

"Eres demasiado pequeño, te caerás del caballo." Beitang Ao se burló de él.

"¿Quién ha dicho eso?" Beitang Yaori frunció un poco el ceño: "Soy muy bueno, he memorizado la primera capa del mantra de la Habilidad Divina de la Luna Brillante que me enseñó Padre."

"¿De qué sirve eso? Serás poderoso hasta que lo hayas practicado por completo."

"¡Hmph!" Beitang Yaori hizo un puchero, bajó la cara con frialdad y se bajó de su padre para sentarse a un lado. Todavía no tenía cuatro años, pero su temperamento se iba mostrando poco a poco, su mente era inteligente, nunca olvidaba nada, y se había entrenado en las artes marciales divinas un año antes que Beitang Ao.

Beitang Ao acababa de hablar deliberadamente para provocarlo, pero al ver que se tomaba en serio su enfado, lo ignoró y lo dejó sentarse solo en el borde.

Beitang Yaori es un niño al fin y al cabo. Después de que su padre lo ignorará durante mucho tiempo, se aburrió y empujó casualmente la ventana del carruaje y levantó la cortina para mirar hacia afuera. Vio la verde pradera cerca, con una vista continua del color del jade verde.

Había vivido en la residencia flotante en el Cuartel Central desde que era un niño y sólo había vivido en la Ciudad Yaojing desde hace medio año. Tampoco había salido nunca del reino y sólo había visto algunos lugares de interés en su camino a la capital. Era la primera vez que su padre le llevaba de excursión, así que estaba inusualmente emocionado. Al poco tiempo, se olvidó de su disgusto.

"¡Mira, padre, hay un águila grande! ¡Mira, mira, mira!"

Beitang Ao sonrió y se acercó a mirar donde apuntaba su manita, pero de repente se estremeció y vislumbró una figura familiar bajo un gran árbol por el que estaban a punto de pasar.

Poco a poco, la caravana pasó detrás de él. 

Con un sentimiento inexplicable, Yan Feili esperó tranquilamente a que desaparecieran de su vista. Pero, de repente, una voz tierna e infantil llegó claramente desde el carruaje, haciendo que su corazón palpitara.

Era una fuerza incontrolable, una expectativa que no se podía contener y una emoción que no se podía explicar. La cordura de Yan Feili desapareció en un instante. Quería ver. Quería ver al niño que hablaba, quería ver cómo era.

¡Sólo una mirada, sólo una mirada!

Yan Feili no pudo evitar girar la cabeza hacia atrás.

Un hombrecito vestido con una prenda de brocado y un cinturón de jade señalaba al cielo con entusiasmo, su rostro adorable y hermoso.

Con sólo esta mirada, el corazón de Yan Feili sintió que había sido golpeado con fuerza. Entonces, junto a ese hombrecito, apareció la persona que había grabado en su corazón...

El tiempo parecía haberse detenido de repente. Yan Feili no podía respirar y miraba fascinado las dos caras, una grande y otra pequeña, que aparecían tan claramente frente a él, tomándolo por sorpresa.

El sonido del carruaje, de los caballos, del viento y de los pájaros... ya no podía oírlo.

El breve momento en el que se miraron fue como toda una vida.

"¡Detengan el carruaje!" La voz de Beitang Ao era aguda y urgente, perdiendo su habitual frialdad y compostura.

Beitang Yaori miró a su padre con extrañeza. ¿Por qué paró de repente el carruaje? Luego siguió la mirada de su padre, sólo para ver a un hombre de pie junto al camino, mirándolo con una mirada extraña.

Beitang Yaori era demasiado joven para ver cuántos sentimientos complejos y profundos contenía la mirada de este hombre, ni podía ver las emociones conmovedoras y crecientes entre él y su padre. Lo único que sabía era que su padre había detenido el carruaje y miraba por la ventanilla a un desconocido, un desconocido que lo hacía sentirse algo cercano a él.

Beitang Ao agarró con fuerza el cristal de la ventana y miró fijamente a la persona que tenía delante con una mirada mortal. Todo tipo de cosas del pasado se le vinieron encima.

Conocía todos los detalles de los últimos dos años de la vida de Yan Feili, y aunque estaban a dos lugares de distancia, estaban tan cerca cómo podían estarlo. Pero en ese momento, se vio abrumado por lo repentino del encuentro, y no pudo evitarlo.

Había imaginado todo tipo de escenarios de reencuentro, pero nunca en un lugar tan inesperado y en un momento tan abrupto. Pero nada de eso importaba. Lo que importaba era que esa persona estaba por fin allí, cerca de él, y al alcance de su mano.

"Feili..." Una suave llamada, casi como un murmullo, despertó al instante a Yan Feili. Su mirada se tornó instantáneamente aterrorizada e impotente, y luego, sin pensarlo, giró sobre su caballo y se alejó al galope.

"¿Padre?" Los ojos de Beitang Yaori se abrieron de par en par al ver a su padre saltar por la ventanilla del coche, aterrizando ligeramente sobre la espalda de Moxue, que estaba atado a la parte delantera del carruaje, y con un apretón de piernas, el semental de mil millas fue como una flecha que dejó la cuerda y salió volando.


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Esta es una traducción propia del chino al español, espero y lo disfruten.

¡El reencuentro! Ojala Feili le dé un puñetazo, nomás para hacerlo pagar por una o dos cositas. Jajaja. 

Vínculos Rotos - 断情结Donde viven las historias. Descúbrelo ahora