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Pasaron los días de esa semana con lentitud, y el fin de semana llegó. Habían sido unos días intensos para Stiles como aprendiz y Derek como alfa, ya que en los entrenamientos seguían teniendo la tensión y esas ganas de besarse que siempre había entre ellos, pero decidieron centrarse en el autocontrol de Stiles.

Lydia había convencido a Allison para que fueran las dos parejas a la bolera, y Scott le rogó a Stiles que fuera con Alice para darle apoyo moral, y aunque no sabía qué quería con ella, se sentía obligado a ayudar a su mejor amigo.

Cuando se lo dijo a Derek, el alfa torció el gesto pero asintió a regañadientes, aceptando que Stiles era un chaval de 16 y tenía que vivir cosas de su edad.

Stiles sabía que a Derek le molestaba que saliera con Alice. Como alfa y beta que eran, la sensación de pertenencia era instintiva e inevitable. Incluso Stiles sentía que en parte estaba traicionando a Derek por acudir a aquella cita triple.

Ninguno de los dos había vuelto a dar el paso de propiciar otro beso, ni siquiera abrazos. Tan sólo las típicas palmaditas de felicitación a Stiles cada vez que acababa el entrenamiento de forma satisfactoria.

Quizás ninguno quería realmente que nada sucediera. Qué complicado sería. ¿El entrenador y el mejor jugador de lacrosse del instituto saliendo? ¿Un menor con un adulto? Olía a problemas por todas partes, empezando porque Stiles tendría que salir forzosamente del armario. Le resultaba complicado al no saber qué opinaría su padre.

No tenía nada de malo probar a ser un chico heterosexual normativo saliendo a jugar a los bolos con sus amigos. Le iría bien para socializar con los demás, y quizás así sacara algo en claro sobre lo que pasaba entre Derek y él. Aquel sentimiento podía ser simplemente instintivo, y a lo mejor lo estaba confundiendo con lo que sentía un humano al querer a alguien.

Derek sabía que irían a la bolera, y aunque sentía como si violara la privacidad del chaval, le era inevitable luchar contra el instinto posesivo que le embargaba cuando pensaba en Stiles besando a aquella simple humana.

Agitó la cabeza quitando esos pensamientos de su cabeza. Últimamente estaba haciendo estragos su parte lobuna en él, cuando siempre la había mantenido bajo control. Aquello era más gordo, algo más, su condición traía más cargas que nada más aullar a la luna llena. Tenía que encontrar a alguien que supiera de los hombres lobo más incluso que él, para así poderle explicar lo que le pasaba con Stiles y con aquellas ganas que tenía siempre de quedarse pegado a él.

Vio a lo lejos el jeep del chico aparcando en la bolera, y contemplo como Stiles y Alice salían de él con una sonrisa en el rostro. Apretó el agarre que tenía sobre el volante y de su garganta nació un gruñido posesivo, como siempre que se encendían los celos en su interior.

Observó como el resto de aquel grupo tan variopinto entraba en la bolera, y él salió del coche para poder entrar en el lugar sin que lo vieran, y poder controlar a su beta por si algo se torcía. Aunque no era para eso primordialmente, sino para ver lo que hacía Alice con él.

Pagaron la partida y se sentaron delante de la pista para ponerse los zapatos.

Stiles miraba de reojo a Lydia, que terminaba de ponerse los suyos y echaba un vistazo a los bolos alineados al final de la pista. Estaba guapísima. Jackson era un idiota afortunado.

El primer turno era de él. Tomó la bola, metiendo los dedos y asegurándose de sujetarla bien. No quería cagarla con su torpeza. Dio unos cuantos pasos y lanzó, intentando no ejercer demasiada fuerza.

La bola rodó al tiempo que resbalaba sobre la superficie, impactando contra los bolos y haciendo un pleno que ni el mismo Stiles se lo creyó.

Abyss [m-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora