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Se quedó un buen rato mirando los ojos del chico, que le devolvían la mirada fijamente. Sonrió y le agarró la cara con las manos, besándolo una vez más.

Oyó su teléfono sonando en la mesa de café. Resopló irritado y se levantó, colocándose la ropa interior y contestando.

-Aquí Hoechlin, ¿qué quieres? -Se quedó oyendo unos segundos-. No, no me interesa. Estoy reunido -espetó. Bufó poniendo los ojos en blanco-. Bueno pues dile que me llame el lunes, no puedo ni tener una tarde de sábado relajado por lo que veo. Vale, adiós. Que nadie más me moleste.

Colgó el teléfono con el ceño fruncido y miró el reloj. Soltó un silbido asombrado y volvió junto a Stiles, que se había puesto los bóxers y seguía tumbado. Se sentó a su lado.

-Es la hora de cenar, ¿qué te apetece? A mí me apetece la cabeza de mi asesor al horno -gruñó el moreno para luego restarle importancia con un gesto-. Es broma, pero quería que atendiera a unos clientes que siempre nos están mareando, pues ahora me ha tocado hacerme de rogar. Tengo una reunión muchísimo más importante -dijo dándole un beso suave.

Stiles sonrió contra sus labios, agradecido de que Derek quisiera dedicar todo su tiempo a él.

-La despedida de mañana no será tan amarga. Contaré los días para volver a verte -murmuró el castaño, y luego lo miró con un brillo de esperanza-. Quién sabe... Quizás cuando acabe la uni... puedo intentar mudarme cerca de ti.

Lo miró con los ojos como platos. El día anterior casi muere fulminado por esos ojos castaños a los que adoraba y aquel día le estaba diciendo que cuando acabara la universidad se plantearía irse a Quebec por él. Se estaba mareando sólo de la emoción que sentía dentro.

-Sabes que tendrás un puesto en la empresa si tú lo deseas, ¿verdad? Y no por acostarte con el dueño, sino porque de verdad tienes talento -dijo Derek con una sonrisa-. Y si te quieres venir estaré más que feliz de alquilarte la mitad de mi cama para que tengas un sitio donde dormir -bromeó besándolo.

-Seré el enchufadillo que se la come al jefe. No me desagrada la idea.

Se levantó y agradeció que la habitación tuviera puesta la calefacción.

-Supongo que ya no te transformas, ¿no? En Quebec no creo que haya mucho revuelo.

-Hubiera olvidado mi parte de lobo a no ser por mi oído y olfato, aunque están oxidados. No me transformo desde que no estoy aquí. Me he convertido forzosamente en omega por decisión propia, aunque ahora no sé lo que seré. Mi parte loba estará confundida de tanto cambio...

Llamó al servicio de habitaciones pidiendo pollo frito, mirando a Stiles con una sonrisa. El chico se fue al baño cuando llamaron a la puerta, y Derek, con un albornoz puesto, cambió su gesto a uno más adusto, dándole propina al camarero y cerrando la puerta.

-Espero que te guste mi elección culinaria -bromeó señalando el pollo frito.

-Me encanta que no hayas olvidado aquella noche. -Cogió otro albornoz y se lo ató, sentándose a comer.

-Lo único que he tenido estos años son recuerdos, y ni siquiera obligándome a enterrarlos podía dejar de pensar en los días a tu lado. -Stiles se mordió el labio inferior y enrojeció ante sus palabras. Luego sonrió levemente.

-Pero este pollo seguro que está más sano que el de los restaurantes de comida rápida -murmuró el castaño cogiendo el primer trozo.

Empezó a darle vueltas al tema de Malia. Le estaba siendo infiel, y eso le hacía sentirse incómodo a pesar de que no la quisiera como pareja. Tenía que romper con ella en cuanto se vieran. Era un poco cruel hacerlo un par de días después de cumplir dos meses, pero alargarlo sólo serviría para hacerle más daño.

Abyss [m-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora