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Maratón (2/2)

La hora del entrenamiento llegó, y Scott se despidió de su mejor amigo, que se fue cabizbajo a limpiar retretes, y entró en el vestuario. Derek fulminaba con la mirada a Jackson, y Scott miró a Isaac con una sonrisa.

-Quiero que peguéis un par de empujones extras a Jackson en este entrenamiento -dijo entre dientes, y viendo lo quietos que se habían quedado sus betas, supo que le habían oído. Isaac miró al capitán de lacrosse y asintió.

Todos comenzaron el entrenamiento. Se quedaron al final hablando con Derek mientras el resto se iba a vestuarios.

-Sin duda, deberíamos hacer algo con Jackson.

-Es más propondría que lo sacrificáramos como perro que es -añadió Isaac mirando a Scott-. ¿Deaton nos dejaría?

-Por desgracia no podemos matarlo, aunque yo sea el primero que quiera que se caiga accidentalmente por las escaleras.

-Ya sabes que Stiles se negará a morder a nadie más, ¿verdad? -repuso Scott acordándose de pronto de aquello.

-¿Por qué no iba a querer? -preguntó Derek con asombro

-Después de lo de Jackson no querrá que vuelva a pasar, a lo mejor el problema es él, que es alfa pero no del todo.

-Deaton nos dijo que podía, yo creo que el problema es Jackson, que esta envenenado por dentro... -gruñó Isaac con enfado.

-Hablaré con él, no había pensado en lo que has dicho, Scott. Veré a ver qué piensa y ya mañana os lo comunico.

Les hizo un gesto y se montó en su deportivo, yendo al KFC para comprar la un poco de pollo frito y animar a Stiles.

El chico regresó para la hora de la cena, agotado y apestando a amoniaco. Llamó a la puerta, esperando a que Derek le abriera.

-Necesito la copia de las llaves

-Ya lo había pensado -comentó señalando con la barbilla la mesita de la entrada, donde había un llavero de un cerdito con un par de llaves-. Llevaba pensándolo unos días pero siempre se me olvidaba.

Se acercó a él y arrugó la nariz, molesto por la peste que manaba de él. Le dio un beso corto y le sonrió.

-¿Te duchas y cenamos? Hay pollo frito.

-Vale -dijo sonriendo, abrazándolo y luego subiendo para ducharse.

Bajó minutos después, con sudadera, vaqueros y oliendo a champú de menta. El moreno sonrió e hizo un ruidito de satisfacción. Se acercó a él y hundió su nariz en su cuello, inspirando profundamente.

-Mucho mejor, ahora no quiero pollo frito -dijo sugerente, y oyó la risa del castaño-. Pero bueno, puedo esperar a después de cenar.

-No entiendo cómo es que cada día tengo ganas de follar contigo a todas horas. No me canso. -Se sentó a comer, mordiendo las tiras de pollo y saboreándolas.

-Con una mujer tendrías que suplicar por sexo -bromeó tendiéndole una servilleta-. Supongo que al ser medio lobos con tantos estímulos nos excitamos más fácilmente, y tú eres lo más excitante del mundo -comentó encogiéndose de hombros.

-Debes de ser el único que lo piensa -le dijo el castaño, sirviéndose Coca Cola-. Además de ti, no le gusto a nadie. Bueno, a la chica aquella... ¿cómo se llamaba? Pero ya se ha debido de olvidar.

El moreno frunció el ceño, confuso por un momento.

-¿Para qué quieres gustarle a otra persona? -Se dedicó a despiezar su pollo dándole vueltas y empezando a mosquearse.

Abyss [m-preg]Where stories live. Discover now