-84-

5.4K 505 153
                                    

Habían quedado con Deaton aquella tarde. Estaban todos sentados, muy nerviosos porque tenían mil preguntas cada uno, y tenían la esperanza de que el druida tuviera las respuestas a todas ellas. Necesitaban una guía en todo aquel caos, y esperaban que Deaton lo fuera.

Carmen se había ido antes de tiempo, Tyler le había pedido que se fuera porque tenían una reunión importante, con lo que estaban en el salón, expectantes. Dean se levantó y comenzó a dar vueltas delante de los demás, provocando las miradas de éstos.

-Me estás poniendo nervioso -musitó Isaac de mal humor.

-No puedo evitarlo, lobito. Tengo tantas dudas que ahora me han venido de golpe, y necesito que el viejo venga ya.

-Alan no es tan viejo -repuso Scott-. Sabe muchas cosas por ser druida, pero no todos los druidas son ancianos.

Dean puso una mueca y siguió con su paseo. El constante movimiento de éste ponía más nervioso al resto, pero el único que parecía no prestarle atención a todo aquello era Stiles, que estaba acurrucado en el costado de Derek, con la manta encima.

Sentía frío, y el moreno lo había notado más pálido de lo normal, además de que tenía unos cuantos grados menos de los que normalmente tenía un hombre lobo, por lo que lo abrazaba para transmitirle su calor.

Una duda más, y parecía que nunca se acababan.

Pasaban los minutos y las horas, y Alan no aparecía. Scott se impacientaba más, porque el hombre nunca era impuntual, por lo que se decidió a llamarlo al teléfono.

Salía que lo tenía apagado. Miró con gravedad a Isaac, que enseguida captó la preocupación de su amigo. Resopló y miró el reloj. Llegaba dos horas tarde. Eso no era normal.

-¡¿Dónde se ha metido este tío?! -gruñó Dean dejándose caer junto a Isaac.

-Nunca ha llegado tarde -musitó el hispano, intentando llamarlo de nuevo. De repente sonó el timbre de la puerta. Una, dos veces, asustándolos a todos. Tyler se levantó rápidamente, seguido de Sam y Dean, mientras que Allison se incorporaba lentamente.

El alfa miró por la ventanita que había en un lateral, y soltó una palabrota antes de abrir rápidamente la puerta, haciendo que Deaton cayera al suelo de su entrada sin poder evitarlo. Los demás que estaban en el sofá se levantaron a toda prisa, yendo hacia allí, incluso Stiles, aún reliado en la manta.

Tyler le dio la vuelta al hombre y vieron que tenía una flecha en el hombro. Allison agarró el brazo de Sam, reconociendo aquella flecha de inmediato cuando el alfa se la quitó al druida. Miró con gravedad a los otros dos cazadores, que comprendieron de inmediato.

-Cazadores -murmuraron a la vez Dean y Sam.

-Y no un cazador cualquiera -susurró Allison apretando los labios-: un Argent.

Todos miraron a la castaña, que se dio la vuelta rápidamente y subió las escaleras de dos en dos al piso de arriba. Cogió su teléfono móvil y un maletín con inscripciones en la caja, bajándolo al piso de abajo y dándoselo a Dean, mientras llamaba a su padre para pedirle explicaciones.

Dean cogió el antídoto que tenía la flecha, ya que era un tipo de arma bastante corriente entre cazadores, y lo vertió en la herida del druida, que empezó a echar espuma al reaccionar al líquido. Scott fue junto a su novia, sin comprender del todo.

-¡PAPÁ! DAME UNA SOLA EXPLICACIÓN POR LA QUE UNA FLECHA ARGENT ESTÉ AHORA MISMO EN QUEBEC, EN EL HOMBRO DE ALAN DEATON -gritaba la castaña hecha una fiera, dando vueltas en la cocina.

Abyss [m-preg]Where stories live. Discover now