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Scott y Allison caminaban separados por bastantes metros intentando cubrir la mayor parte de terreno posible. El hispano era el que intentaba captar el olor de su alfa, pero sólo lo captaba en la lejanía, nada claro. Esperaba que lo encontraran pronto y poder llevarlo a casa, si no sería un blanco fácil para aquellos que venían a atacarlos.

Entrecerró los ojos al ver unas ramas moviéndose, escuchando crujidos de pasos, pero no pasos demasiado pesados, eran de animal. Le hizo un gesto a su novia, que se quedó mirando aquellos setos hasta que salió un lobo negro de entre ellos.

Caminaba con dificultad, dando tumbos de un lado a otro. Soltaba pequeños quejidos pese al tamaño descomunal que tenía, y supo que algo no andaba bien cuando el animal se cayó hacia un lado.

Scott corrió hacia él, descubriendo horrorizado las heridas que tenía en el lomo. Allison se agachó y vio una nota, clavada en el cuerpo del lobo con un puñal de acónito. Se lo arrancó con rapidez y leyó lo que ponía.

"Hola, querida sobrina".

Un escalofrío la recorrió entera, mirando alrededor mientras Scott cargaba con el lobo, que respiraba con dificultad, haciendo caso omiso de los picores que tenía en los brazos por el veneno.

Allison arrugó la nota y fue corriendo hacia la mansión de Tyler, escuchando ruidos sospechosos por todos lados y sin querer mirar atrás.

Llegaron al jardín y los recibieron Deaton y Dean, que miraron con sorpresa al lobo.

-Hay que entrar, ahora os explico, pero ya sé quién viene -musitó la castaña empujando al cazador hacia el interior del salón.

Deaton apartó todas las cosas de la mesa de la cocina, poniendo un mantel de tela en ella e indicándole a Scott que pusiera al lobo encima. Éste tenía un aspecto lamentable: cada respiración era ronca, dificultosa.

Isaac se había quedado sin habla, viendo a Derek como lobo, pero en vez de verlo fuerte como debería ser, lo vio tan moribundo que era la primera vez que sentía miedo teniendo a Derek como alfa. Sam le apretó la mano con suavidad, intentando darle su apoyo.

-Dean, que Stiles no baje -murmuró Allison señalándole las escaleras con la cabeza.

-Pero si tienen el wifi del lazo, ya debe saberlo -comentó el rubio, pero le hizo caso.

-¿Se pondrá bien? -preguntó Scott con temor.

-Lo han apuñalado varias veces -dijo el druida en voz baja-, creo que lo que lo mantiene vivo es el hecho de no querer morir.

-No quiere morir porque no quiere que muera Stiles -susurró Isaac con voz ahogada. Deaton lo miró y asintió.

Se dedicó a limpiarle el pelaje de veneno, con cuidado. Descubrió varias heridas más, y mordiéndose el labio inferior, comenzó a aplicarle el antídoto en todas ellas.

El lobo había reconocido dónde estaba, por lo que procuraba no emitir ningún sonido. Sabía que si no estaba allí él, era porque había apagado la comunicación, como ya hubiera hecho Stiles una vez en el pasado.

No quería que supiera que estaba tan malherido, aunque le costaba mantener el canal cerrado, estaba funcionando, ya que aún no había aparecido.

El antídoto casi dolía más que las heridas; notaba cómo le quemaban todas y cada una de ellas, pero también estaba sintiendo que su poder de curación estaba haciendo efecto, lentamente pero de manera efectiva.

-Creo que ahora estará bien -susurró Alan acariciando la cabeza del lobo, que cerró los ojos.

-¿Qué ha pasado, Allison? -preguntó Dean yendo a la cocina con los demás-. Nos has dicho que ya sabes quién viene. -La chica suspiró y se sentó en una banqueta, apoyando los brazos en un lado de la mesa que no ocupaba Tyler.

Abyss [m-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora