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Éste es el PRIMER CAPÍTULO del maratón.


Estuvo varios minutos con esa sensación, hasta que volvió en sí y se encontró de nuevo en su forma humana y tirado en el suelo. Miró a todas partes, pero sus sentidos le indicaban que lo que fuera que le había herido se había ido.

Se tocó la nuca. Estaba curado.

Bajó rápidamente las escaleras para comprobar que Lydia estaba bien. La chica seguía en el comedor, de pie, tensa y mirando a todas partes.

-¿Estás bien? -preguntó Stiles con una mueca de preocupación.

Se acercó a ella y de pronto sintió un escalofrío más grande al olerla, parecido al que sentía cuando tenía cerca a Derek.

Las curvas de la chica parecían de pronto más remarcadas, y el busto más alzado. Le brillaban los ojos y los labios y las ondas del cabello estaban más definidas que nunca.

-Stiles, ¿por qué me miras así? ¿Qué es lo que había arriba? ¿Te encuentras bien? -preguntó la chica levantándose de su asiento y acercándose aún más a él. Stiles acercó su rostro a su mejilla, y la olió unos segundos, haciendo que ella tuviera un escalofrío por la cercanía del chico, no porque le tuviera miedo.

Sintió la erección en sus pantalones. ¿Qué le estaba pasando? No tenía nada que ver con los pequeños escalofríos del instituto. Aquella atracción era más potente, instintiva, y le estaba matado por dentro ya que no estaba haciendo lo que su cuerpo quería que hiciese.

-No... No sé qué me pasa... -jadeó.

-¿Quieres agua? Sí, el agua lo mejorará, o quizás sea un bajón de azúcar, Stiles. ¿Has desayunado? Estás sudando. Y te estás pegando mucho a mí -dijo ella en voz baja, con Stiles totalmente pegado a su cuerpo. Notaba su entrepierna dura contra su cintura, y jadeó sorprendida.

El castaño la sujetó de las caderas y pegó su frente a la de ella, dejando los ojos en blanco unos segundos tras volver a aspirar su olor.

-No sé qué me pasa... -murmuró-. No lo controlo. -Se frotó un poco contra ella y sintió que se iba a morir de excitación-. Lydia, o me frenas ahora o... no respondo...

La última gota de cordura intentando buscar ayuda fuera de él, ya que era incapaz de resistirse a aquello solo.

Al no ayudar al último resquicio coherente de lo que quedaba de Stiles, la bestia que era en esos instantes empujó a Lydia contra la encimera de la cocina y chocó sus labios con los de la chica, devorándolos mientras intercalaba jadeos sin dejar de frotarse contra ella.

La chica gimió quedamente, y pronto las lenguas de ambos se habían encontrado y se saboreaban de manera más salvaje que aquella vez en el jeep de Stiles.

Las manos de él abarcaron toda la espalda de la chica, bajando a su trasero y apretándolo, mientras volvía a frotar su erección con la entrepierna de la chica, que gimió mordiéndole el labio inferior.

***

Cuando Stiles se separó del cuerpo de Lydia, el chico pareció haber recibido un golpe en la cabeza y se tambaleó mirándose a sí mismo.

Luego fijó la vista en Lydia y se puso rojo como un tomate y se tapó la cara para no mirarla desnuda. Ella lo miró confusa.

-¿QUÉ ESTÁ PASANDO? -gritó, asustado.

Por unos momentos no recordaba nada, pero a los pocos segundos empezó a recibir todas las imágenes.

¿ÉL HABÍA HECHO ESO?

Abyss [m-preg]Where stories live. Discover now