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A Stiles ya se le había desencajado la mandíbula y tenía la cara pegada al cristal de la ventanilla, llenándola de vaho y aplastándose la nariz.

-La madre que te parió...

-¿Eso significa que te gusta? -dijo riéndose, abriendo la puerta y cogiendo las cosas del maletero.

Stiles salió aún sin creérselo, y caminaron a la entrada de la casa. Tyler sacó las llaves y abrió la puerta, invitándole a entrar a él el primero. El castaño pasó mirando a todos lados.

-Estás en tu casa, puedes desordenar lo que quieras y hacer lo que te venga en gana...

-Guau... Pues está todo tan ordenado que me da miedo hasta de pisar. ¡Y qué grande! -Lo miró, entusiasmado por la vivienda-. No me extraña que necesites a Carmen. Con todo el trabajo que tienes, alguien tiene que mantener esto en orden.

-Estos seis años sin ella hubieran sido horribles, hubiera vivido en la inmundicia... -Dejó la maleta junto al sofá y lo llamó con la mano para cogérsela y guiarle por la planta baja de la casa-. La cocina es el reino de Carmen, pero a veces entro yo a hacer algo -bromeó Derek, y le enseñó una gran sala gris con los muebles blancos y una pequeña mesa-. Ahí fuera hay una mesa para comer pero obviamente no es temporada. Stiles se quitó el gorrito y se lo puso a Derek, riéndose en voz baja.

-Te queda muy bien.

-Muy gracioso, pero tú eres mejor modelo que yo -dijo tirándole de la presilla de los vaqueros-. Aunque tienes la mala costumbre de llevar siempre demasiada ropa.

-¿Ya empezamos? Me gustaría que terminaras de enseñarme la casa primero. -Arqueó las cejas, sugerente-. Tu habitación que sea la última sala.

-Bueno vale, pero tienes la fea costumbre de llevar ropa, eso no es mentira -dijo riendo y tironeó de él, conduciéndolo al despacho que tenía en la planta baja. Detrás de la mesa había una librería con muchos volúmenes diferentes. No dejó que se entretuviera mucho y lo condujo hacia las escaleras-. Hay más habitaciones en esta planta pero no son de interés, luego bicheas...

Estuvo varios minutos enseñándole las estancias, hasta que por fin acabaron el tour en la habitación de Derek. Era unas cinco veces más grande que la suya, tenía baño propio y un balcón grande desde donde se veía la urbanización.

-Bueno, la cama es king size, puedes croquetear sin caerte -comentó el moreno sentándose en la cama-. Y vas a echar de menos dormir aquí cuando te vayas, es demasiado cómoda.

Tiró de él y lo abrazó, pegando su cara al pecho de Stiles y lo apretó, inspirando su olor. El chico se descalzó usando los pies, y se sentó en su regazo de cara a él para besarle lentamente, introduciendo la lengua en su boca y acariciándole el vello de la nuca.

-Seguro que esta no cruje como la mía cuando te esté cabalgando.

-No sé, no he follado en ella. Deberíamos probar a ver si suena o no. Y si no suena deberíamos probarla otra vez por si las moscas -murmuró mordiéndole el labio inferior y tirando de él. Metió las manos por su camiseta y lo arañó bruscamente, pegándolo a su pecho.

-Te quiero-susurró, rozándole su nariz con la suya, que la tenía algo fría.

Le dio otro beso y lo empujó suavemente en el pecho para que se tumbara en la cama.

Se quitó la camiseta y levantó la de Derek, acariciando y besando su pecho. Suspiró quedamente y cerró los ojos, sintiendo los labios de Stiles recorrerlo. Tiró de él para besarlo con ganas y juntar su pecho con el suyo. Su piel ardía contra la suya, y el leve roce de sus entrepiernas lo hizo jadear contra la boca del castaño.

Abyss [m-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora