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Derek estaba sentado en los pies de un árbol, respirando con dificultad y dejando que se le enfriaran las ideas. Había estado toda la noche corriendo de un lado a otro del bosque, para luego quedarse en ese claro del bosque rugiendo y aullando mientras se hacía profundas heridas, queriendo sentir en dolor físico el mismo dolor que le taladraba el pecho.

Al cabo de unas horas estaba tan agotado y había perdido tanta sangre que había tenido que sentarse para que sus heridas cerraran y también para recuperar el aliento.

El hecho de haber matado a Paige seguía en sus peores pesadillas, pero el recordarlo delante de Stiles, darse cuenta de que podía haberlo perdido del mismo modo que la perdió a ella le hizo darse cuenta de que merecía todo el dolor que pudiera infringirse.

Los dos chicos se dirigieron al bosque en el jeep. Stiles recuperó esperanzas cuando empezó a olfatearle en la distancia.

-¡Está por aquí! -le dijo a su amigo, aunque este también lo había olido-. Por favor, que esté bien... que esté bien... -rogaba mientras se internaban corriendo en el bosque.

El alfa sintió que su manada lo había encontrado, a pesar de que se había alejado lo más que había podido, aunque les hubiera mordido corriendo el riesgo de matarlos... habían salido a buscarlo y allí estaban, corriendo hacia él, que levantó la vista para mirarlos y luego la volvió a bajar.

Tenía un aspecto lamentable, su camiseta estaba hecha jirones y ensangrentada, aunque ya no tenía ninguna herida en su cuerpo. Su rostro estaba lleno de barro y tenía las manos y los pies cubiertos de lo mismo; se notaba que había estado corriendo.

Scott se quedó a cierta distancia, aliviado al ver al otro allí sentado, pero Stiles terminó de acercarse y se dejó caer a su lado.

-Derek...

Le salió la voz rota, a punto de echarse a llorar. En cuanto le había visto de esa guisa tuvo claro que había estado peleando contra el alfa. ¿Quién más podría hacerle algo así y dejarle en aquel estado? No tenía heridas, pero se le notaba débil y cansado.

-Derek, ¿estás bien? -Lo abrazó, soltando un pequeño sollozo-. Qué miedo he pasado... Pensaba que estarías...

-¿Muerto? -Soltó una risa amarga, y negó con la cabeza-. Supongo que no. Aunque podría jurar que si estás tú es el puto cielo.

Aunque no lo mereciera, aunque no sintiera que se le estuviera permitido quererlo y abrazarlo, igualmente lo hizo, enterrando la cara en el cuello del chico, que susurraba algo así como "voy a matar al alfa". Derek arqueó las cejas.

-Stiles, esto no me lo ha hecho el alfa -dijo ganándose una mirada confusa del chico-. Me lo he hecho yo.

-¿Qué? -Se secó las lágrimas-. ¡Pe...pero! ¿Por qué? -Lo volvió a mirar. Tenía la ropa hecha unos harapos-. ¿Por qué te has hecho esto?

-Te he hecho daño, Stiles. Te podría haber matado a ti y a Scott como maté a Paige, y no podía soportar eso. Soy un monstruo, y por mucho que me digas que no pasa nada y que compenso todo lo que os he hecho... no puedo simplemente ignorarlo, Stiles. Me mata por dentro. No podré compensároslo nunca.

-Pero Derek... ¿Qué daño nos has hecho? A mí me has enseñado a querer de verdad a alguien en un tiempo récord. A Scott le has ahorrado sus problemas de salud y dentro de poco será titular en lacrosse. ¿Dónde está el daño? Estamos vivos, sanos y salvos y somos más fuertes que antes. Eso no es motivo para castigarte, sino para agradecértelo.

Siguió abrazándolo. Odiaba verle así. Lo odiaba con todas sus fuerzas. El moreno intentó separarse de él, aunque por más que lo intentaba, Stiles no se lo permitía.

Abyss [m-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora