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En la puerta de la bolera, Lydia había llegado con antelación y se retocaba el pintalabios en un espejo pequeño, haciendo muecas y asegurándose que, como siempre, estaba perfecta. Se miró un poco el pelo y se lo ajustó, sonriéndole a su reflejo para cerrarlo haciendo 'clinc'. Oyó el jeep de Stiles, que era algo chabacano para su gusto. Ella estaba acostumbrada al Porsche de Jackson, pero bueno, a veces había que enterrar las manos en carbón para sacar un diamante. El castaño cerró el coche y fue hacia ella con una amplia sonrisa. Le puso el brazo y ella aceptó con un gesto de suficiencia.


-El otro día fue una pena que te fueras tan rápido... -comentó cogiendo el folleto para los puntos que le tendía el de la bolera. Se sentó junto a Stiles, pegándose mucho a él con una sonrisita-. Alice estuvo todo el rato muy pesada intentando tontear contigo, ¿no crees?

-...Sí... -respondió, sin saber muy bien qué decirle-. Tampoco hay que darle mucha importancia. No veo futuro con ella. -Miró el folleto y luego al fondo de la sala, donde había más juegos-. ¿Quieres jugar a los bolos... o te apetece mejor al billar?

-¡Billar, billar! -repuso sonriente dando saltitos.


Stiles le indicó haciendo un gesto que fuera delante, y pronto habían conseguido una mesa y el chico estaba colocando las bolas -del billar- en posición.


-No te creas que por ser mujer voy a ser peor jugando que tú, Stiles -dijo mordiéndose la lengua mientras retorcía un mechón de su pelo entre los dedos.

-¿Así que sabes jugar? Entonces no querrás que te enseñe... -repuso sonriente, quitando el triángulo de la mesa una vez colocó las bolas. Dejó la blanca en el punto de saque y la miró-. ¿Rompes tú o yo?

-Rompo yo -dijo sonriendo, inclinándose sobre la mesa y deleitando a Stiles con la vista de su trasero.


El chaval se mordió el labio y se pasó la mano por la cara, intentando despejar sus ideas. Resopló y vio que Lydia había metido una lisa. Metió una más y a la siguiente la falló, cediéndole el puesto al castaño.


Stiles se concentró respirando hondo, y calculó mentalmente cómo lanzar la blanca para meter un par de las suyas a la vez. Al hacerlo dejó a Lydia con la boca abierta.


-Caramba Stiles, eres un profesional con todo lo que tocas por lo que veo.


El chico arqueó las cejas y se mordió el labio antes de colocarse en posición de tiro de nuevo.


Siempre había sido un jugador del montón: ni se le daba bien ni se le daba mal. Tenía sus buenas y malas partidas, y buenos y malos tiros.


Sin embargo, esta vez su siguiente tiro encontró hoyo, y el siguiente, y el siguiente. Varias personas habían dejado de jugar a las máquinas para observarle.


Stiles no se detuvo hasta que metió la bola negra, y la sala de juegos arrancó en aplausos.


No había dejado tirar a Lydia ni una sola vez, pues no había fallado.


-Vaya Stiles, me has dejado en ridículo -comentó asombrada, aunque no estaba molesta, al contrario, parecía encantada-. Espero que puedas enseñarme esos movimientos y así puedo jugar como tú.

Abyss [m-preg]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora