2. Es tu día

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Mi vista se instala en la fuente de mármol frente a la banca en la cual nos encontramos hace un rato mis amigas y yo, donde percibo un par de aves dándose un baño matutino. La tenue brisa nos acompaña en el patio del instituto y las flores blancas, esas que se imponen alrededor de la estructura de cerámica y alimentan a las mariposas todo el día, logran captar mi atención como cada instante que permanezco en este lugar, fascinada por el trabajo que no deja de hacer la naturaleza sobre ellas.

Es un espacio bastante grande, rodeado de vegetación, frescura y pequeños árboles de diferentes especies bien cuidadas y podadas en los dos jardines, una de las razonas por las cuales adoro este lugar.

El lejano murmullo que alcanzo a escuchar en las voces de mis amigas, quienes hablan de festividades, ni siquiera logra atraerme, porque mi atención permanece al frente mientras Juliana, de pie detrás de mí, peina mi cabello en una desastrosa trenza, dejándome soñolienta e incapaz de atender al tema.

Como es frecuente, muchos suelen cumplir diecisiete años cuando se cursa quinto de secundaria. Yo no, porque he sido adelantada, pero mis amigas sí, y entre ellas se encuentra Camila. Desde que la conocemos, hemos tenido que soportar los incesantes comentarios de sus fiestas de cumpleaños que para ella son el acontecimiento mas importante, y justo ahora, se centran en la que está próxima a celebrarse, y no miento cuando digo que ella ha soñado con este momento desde que tenía tres años.

Ella ha estado muy emocionada desde hace tiempo por este día que para mí no pasa de eso, de ser un día más en el calendario.

Muchas veces me tildan de extraña porque a mi corta edad suelo tener este tipo de pensamientos, pero no puedo cambiar mi forma de ver la vida solo porque a otros no les agrade, no es algo que esté en mis planes.

Cuando ingresé a este colegio, solía ser víctima de comentarios desagradables porque era muy delgada, consecuencia de una condición de salud que padecía, y eso me afectó mucho durante un tiempo.

Me dolía aquella situación, porque nunca he sido del tipo de persona que hace menos a otros por lo que tienen ni tampoco me creo mejor que nadie por lo que yo tenga o lo que soy, y eso es gracias a lo que me han enseñado mis padres. Ellos me han dicho desde desde niña que nadie es mejor que nadie, siempre y cuando no se use de su poder para dañar a otros. Y en mi inocencia creí que todo ser humano pensaba así.

Sin embargo, gracias a aquello que viví, he aprendido a pensar por mí misma. He dejado a un lado todos los comentarios de otras personas sobre lo que soy o cómo debo ser y eso es algo que simplemente ya no me afecta como solía hacerlo antes. Y vaya que me afectaba, tanto, que incluso no quería venir a clases y como consecuencia me llevaron donde una psicóloga increíble que hizo surgir mi interés por esta profesión, además de ayudarme a incrementar mi autoestima.

Afortunadamente, durante esos momentos jamás estuve sola. Siempre tenía a mis padres apoyándome y a Juliana que supera por mucho los límites de la buena amistad.

A Camila la conocí en una situación similar a la mía. Ella era nueva en el instituto y unas chicas de nuestro curso la molestaban por sus incontables pecas.

Ese primer día de sexto grado, Juliana, Andrea y yo fuimos a defenderla como las buenas niñas que éramos. Eso nos hizo víctimas de burlas y de un uniforme manchado de pintura a nosotras también, pero finalmente entendimos que no tenía caso reparar en sus comentarios dañinos porque al final del día, nos teníamos a nosotras y estábamos juntas.

Somos un grupo bastante unido desde entonces pese a que no les guardo la misma confianza, y eso implica que sus intereses, son también los míos. Por esta razón, nos ubicamos en este lugar antes de ingresar a clases para escuchar a nuestra amiga, porque hoy no es la excepción en que Camila nos cuenta sobre los preparativos para su fiesta que apenas han comenzado a planificar ella, su mamá y sus dos hermanas mayores. La tensión ha aumentado en su hogar por el hecho de que falta exactamente un mes para el día, y es tanta la preocupación que muestra, que ya nos ha transmitido su malestar a Juliana y a mí.

Canela ©Where stories live. Discover now