45. Caramelo de ajo

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Tener una mala noche generalmente trae consecuencias cuestionables, como enviar una nueva versión de esa canción a la persona que no deja de comerme la cabeza, por ejemplo

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Tener una mala noche generalmente trae consecuencias cuestionables, como enviar una nueva versión de esa canción a la persona que no deja de comerme la cabeza, por ejemplo.

El tiempo pasa más rápido de lo que debería en ocasiones, y a pesar de que así ha sido, a pesar de que mi mente ha estado ocupada en muchas cosas todo este tiempo, ella todavía sigue allí, con una pertinacia que me parece impresionante. Tal vez influya mucho el hecho de que Maximiliano la menciona más de lo que debería, también, porque ella es tema de conversación muy frecuente entre él y Juliana, pero no deja de sorprenderme.

Hace unos días en mi desvelo, recordé que ella me había grabado cuando cantaba aquella vez en la cabaña y la canción sonaba bastante mal, con eco y entrecortada. Eso fue inspiración suficiente para que me levantara del computador y bajara hasta la sala a tocar la pieza en el piano, obteniendo un mejor resultado, uno que decidí enviarle días más tarde. Aunque esta vez fue en un arrebato y no a causa de mi insomnio.

Días antes a ese desvelo, habíamos estado en casa de James jugando a las cartas y Max me retó con una de sus jugarretas. Ya les había contado de la canción a él, Kaden, Matthew y mi otro amigo pelinegro ese mismo día, y todos apoyaron las ocurrencias del descerebrado, insistiendo en que ahora sí era la oportunidad de hacérselo saber.

No perdí la apuesta y por lo tanto no tenía nada por cumplir, pero Maximiliano me envió su número de celular ese mismo día por la noche de cualquier modo. Nada me sorprende cuando hablamos de Fuentes, y esta no fue la excepción. Lo que sí se me hizo extraño fue ver que su código era el del país. Sin embargo, le resté importancia a ese detalle porque en mi cabeza rondaban otras cosas. La vergüenza, en primer lugar, y la incertidumbre de no saber qué pasaría si hacía aquello pese a que ella estuviese lejos.

Si de algo estoy convencido, es de que no quiero más odio de su parte.

Al principio me negué, intenté convencerme de que las cosas estaban mejor así, pero después de pensarlo durante mucha horas, decidí enviársela a Arya.

Ese día también se me hizo difícil conciliar el sueño, esperando una respuesta que sabía que no iba a llegar y que todavía no llega. Y tiene sentido. Ella escuchó cuando Deisy dijo que la canción fue escrita para ella y yo, con la valentía que no tengo, no lo negué. No me sorprende que siga pensando que la morena tenía razón y que solo me estoy burlando.

Todavía hoy, día en que inicia un nuevo año escolar, sigo esperando esa contestación, pero intento apartar los pensamientos y concentrarme mientras conduzco hacia el instituto en compañía de mi hermana.

Durante el camino, ella no para de parlotear sobre cualquier cosa infantil que se cruce por su cabeza, aunque últimamente no hace más que hablar sobre sus juegos de la consola. Ahora recuerdo que cuando yo tenía su edad no me dejaban pasar tanto tiempo con el aparato y con esta niña no se preocupan en absoluto. Es hasta injusto.

Canela ©Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ