9. Cálmate, piojo

501 128 118
                                    

Mi conversación con Maximiliano, esa que se enfocaba en el nuevo capítulo de su anime favorito que vio anoche y que me relata con entusiasmo, queda de lado cuando un grito llama la atención del grupo entero camino a la clase de química

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Mi conversación con Maximiliano, esa que se enfocaba en el nuevo capítulo de su anime favorito que vio anoche y que me relata con entusiasmo, queda de lado cuando un grito llama la atención del grupo entero camino a la clase de química.

Mi amigo me mira con el ceño fruncido al oír mi apellido en aquellos labios, y yo no necesito pensar mucho para decirle con la mirada que puedo entender lo que está pasando.

Conozco esa voz, y sé que ese tono no puede significar nada bueno.

Después de detener mis pasos, giro a verla como muchos otros, me detengo y sonrío, pero está evidentemente enfadada y mi sonrisa se diluye al instante en el que percibo que camina a grandes zancadas hacia mí con su mejor amiga detrás de ella, quien intenta detenerla y le dice cosas que no alcanzo a oír por la distancia que nos separa, pero que puedo intuir, son para intentar tranquilizarla.

—¿Qué-se-supone-que estás haciendo con-mi-celular? —pregunta entre dientes al llegar, golpeando mi pecho con sus puños tras cada palabra y haciéndome retroceder un poco hacia atrás por la sorpresa.

—Hey... Cálmate, piojo. No sé de qué me estás hablando —advierto confundido. Me mantengo firme y niego con calma, viendo que ella se detiene y retrocede dos pasos.

Le he hecho demasiadas cosas que no están bien, no pararía si me detengo a pensar, pero no miento al decir que estoy confundido. Puedo imaginar muchas razones por las cuales podría estar molesta conmigo y no lo negaría, pero ahora mismo no se me ocurre nada.

—¡Sabes perfectamente de lo que estoy hablando! —enfatiza, haciendo oír su voz trémula consecuente del enojo—. No tienes derecho a utilizar mis cosas ni a responder esos mensajes por mí. ¿Qué es lo que pasa por tu cabeza? —vuelve a gritar, viéndome intensamente y demostrando en ese gesto que por su mente no pasa otra idea más que el odio que me profesa. Me muerdo el labio para ocultar la risa nerviosa que lucha por escapar, sabiendo que eso incrementará su cólera—. ¿Qué es lo que te causa gracia? —pregunta irritada.

—¿Es eso? ¿Quieres que vuelvan a castigarnos juntos? Podías pedirme salir si querías pasar más tiempo conmigo. No me negaría, pero no me gusta mucho tu idea de otro castigo —expreso con burla, porque aunque lo intente, que sé que no es así, no puedo dejar de actuar como bruto.

Arya me lanza una mala mirada antes de volver a golpear mi pecho y gritar, llamando la atención de muchos más estudiantes a nuestro alrededor.

Afortunadamente, no hay ningún profesor cerca que nos esté viendo, porque eso significaría otro castigo.

—Ari, vamos. No dejes que pueda más que tú. —Su amiga la sujeta del brazo para apartarla, pero ella parece tener más fuerza y se suelta, tan enojada como nunca antes la había visto—. Por favor, no vale la pena que...

—Eres un bruto, un idiota, un estúpido, engreí... —sigue ella, sin ponerle atención a las expresiones preocupadas de su amiga. Con mi tacto la detengo.

Canela ©Where stories live. Discover now