Canela ©

63. ¿Mis ojos mienten?

—¿Nos vamos? —me pregunta Liam queriendo sonar sereno, pero su rostro no refleja más que preocupación. Yo lo miro inexpresiva.

—¿No quieres invitarlas también? —cuestiono con seriedad, él se detiene frente a mí y ahora no puede seguir fingiendo que no está angustiado.

Deja caer sus mochilas a ambos lados, en el suelo, e intenta acercarse. No quiero resistirme porque huele muy bien, pero lo hago. Coloco mi mano delante de mi pecho, en el aire, y de este modo freno sus pasos, consiguiendo que me observe decepcionado.

—Perdón, Arya... Eso no estaba en mis planes —se lamenta con voz queda y su preocupación no puede parecerme más tierna, pero eso no me limita a reír con ganas en su cara. Ya no puedo seguir fingiendo tanta seriedad si él se muestra así. La expresión de horror de Liam me hace reír más y veo que sus zamuros no han dejado de mirarnos, por eso no me contengo—. ¿De qué te ríes? —frunce el entrecejo y me ve con angustia, yo solo sonrío.

—¿Nos vamos? —repito su pregunta con voz cantarina. Liam me mira ojiplático, pero sonríe tras algunos segundos.

—¿No estabas enojada? —pregunta para asegurarse y niego sonriente—. ¿Por qué me haces...? ¿Acaso me quieres matar?

Vuelvo a reír, él sonríe levemente sin dejar de examinarme, preocupado. Me observa por segundos, comprobando si hablo en serio, luego abre las puertas del auto con su control y se agacha para recoger las mochilas que tiró antes al suelo.

Yo abro mi puerta y él rodea el auto para subir a su asiento. Desde allí, avienta los bolsos a la parte trasera e introduce la llave en el contacto para ponerse en marcha seguido.

—¿Crees que tus zamuros quieran asesinarme después? —le pregunto bromista, logrando que me mire por segundos—. Por eso de que me reí y creerán que fue por ellas, no sé.

—Deisy parece haber entendido, pero probablemente Verónica sí quiera hacerlo. De cualquier modo, seguro no sabrá cómo ocultar un cadáver y la descubrirán rápido para hacerte justicia. Yo seré testigo, además, no te preocupes —responde despreocupado.

—¡Oye! —me quejo entre risas—. Hace un momento no parecías tan tranquilo.

—¿Es que no viste tu cara? Creo que no hay alguien a quien le tema más en el mundo que a ti. Ni siquiera Voldemort sería capaz de crear el terror que creas tú.

—¡Te estás pasando! —vuelvo a quejarme, él suelta una risotada a la que me uno—. Cobarde.

—Cobarde no, yo cuido mi apariencia física y mi salud mental, y para eso solo debo tener precaución con respecto a ti. En serio me asustas.

Ahora soy yo quien ríe. No he conocido a una persona más dramática en mi vida.

—¿A dónde me vas a llevar, reina del drama? —le pregunto para dejar el tema de sus zamuros y por curiosidad, porque jamás me dijo adónde iríamos cuando acepté su invitación ayer por la noche—. ¿Iremos al vine?