21. No es mi chica

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El rechazo es una tortura

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El rechazo es una tortura.

Nunca antes lo había vivido, pero ahora que me ha tocado ser víctima de ello, me parece lo peor que ha infestado al mundo.

En todas las ocasiones que intenté hablar con Arya y aclarar lo que había pasado ese día de la fiesta y mucho antes, ella se negó, me rechazó; y luego, de un momento a otro, pasé a convertirme en alguien invisible porque fácilmente ignora mi existencia. Fue entonces como entendí que ella había tomado su decisión y no insistí más que aquellas tres veces, por más que me habría gustado hacerlo.

No sabía lo que eso me jodía hasta ahora.

Creo que de algún modo la extraño.

Hace dos semanas devolví sus cosas y he dejado de molestarla porque fue lo que me propuse desde aquel día en la biblioteca cuando comprendí que lo que estaba haciendo no tenía sentido, así que ella parece verse feliz y debo admitirlo, eso me gusta.

Tal vez de ese modo su odio hacia mí disminuya.

Desde que finalizaron los castigos, he retomando las prácticas de fútbol dos veces por semana y con los chicos nos hemos estado preparando para la competencia que tendremos a inicios del próximo año con un equipo de otro colegio.

Todo ha transcurrido bien, y por ahora lo único que espero es ver qué nos espera en ese viaje de campamento. Tengo muchas ganas de ir y plantada la esperanza de poder conseguir algo bueno allí... Presiento que esto terminará bien.

Con relación a los demás aspectos, también se mantiene todo como debería, sobre todo con la nueva letra que he creado y en la que me he puesto a trabajar con James y los chicos.

Ha sido un poco difícil por el hecho de que aún no tengo guitarra y porque todavía no me han comprado otra, pero aunque solo he podido ensayarla en el teclado de Kaden y en el piano de casa cuando estoy solo, pues todavía no le he mostrado la pieza a nadie más que a James y sus amigos; he decidido no dejarla de lado desde aquella noche de desvelo.

Me gusta mucho, y le estoy dando la atención que creo que se merece.

El asunto del instrumento inevitablemente se ha tratado en casa. Tenía que pedir otra, y ya que gasté casi todo el dinero de la mesada que me dan mis padres y abuelos al prestárselo a James para el regalo que le hará a su novia, no podía comprarla yo mismo y eso complicaba las cosas. Claro que ese préstamo ocurrió antes de saber que perdería mi instrumento de aquella manera que todavía me duele al recordar.

Le he mentido a mis padres nuevamente porque no quiero hablarles de Arya para decirles lo que ha hecho, más aún cuando ellos creen que después de nuestro castigo nos estamos llevando mejor. Por eso aseguré que me la robaron en la fiesta de Camila tras haberla dejado en el escenario sin protección. Era una mentira bastante creíble pero que igual me costó una reprimenda por parte de mi madre por descuidado e irresponsable, pero afortunadamente mi papá me apoyó diciendo que era imposible que me paseara por todo el predio con la guitarra a cuestas.

Canela ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora