91. Será un reto

143 25 134
                                    

Cuando al fin estaciono frente a la casa de mis abuelos, extraigo la llave del contacto, apoyo la espalda en el respaldo y vuelvo a mirar a Arya

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Cuando al fin estaciono frente a la casa de mis abuelos, extraigo la llave del contacto, apoyo la espalda en el respaldo y vuelvo a mirar a Arya.

Me hace gracia que se preocupe tanto por hacer esta visita a mi familia cuando en más de una ocasión le he asegurado que no tiene motivos para hacerlo, pero evito reírme porque eso, además de incrementar sus nervios, significa más drama con el que yo tendría que lidiar.

Últimamente ha sabido superarme en ese aspecto.

Desde hace tres meses que somos novios formales, le he insistido para que acepte venir a conocerlos porque mi abuela también es excesivamente intensa en este sentido, pero ella siempre pone excusas que varían de tontería en tontería y que yo, como el mayor de los tontos, decido comprarle.

Nunca entendí del todo por qué le preocupaba tanto esta visita, pero había respetado su decisión hasta ayer, que ella misma me dijo que quería venir porque Beth la llamó para hacerle una invitación a comer y no se creía capaz de rechazarla.

Esta vez no pudo negarse.

—Ya tenemos que bajar —le recuerdo, logrando que despegué su mirada de la entrada de la casa para verme con los labios apretados.

Sonrío, intentando hacerle ver con nuestra comunicación no verbal que todo saldrá bien. Ella parece comprender, porque asiente y decide descender del vehículo.

La alcanzo en el exterior, abro la reja con la llave que tengo desde siempre y tomo su fría mano para evitar de este modo que decida salir corriendo de casa e irse a la suya llevándose incluso mi auto consigo, porque de ella nada me sorprende.

Cuando nos paramos frente a la puerta principal y me dispongo a abrirla, ella me detiene, tan temblorosa que llego a pensar que está enferma.

—¿Y si hago una tontería que no les agrada? —pregunta preocupada.

Nuevamente me obligo a ocultar la risa por la gracia que sus temores me provocan, solo decido abrazarla en un intento más provechoso de hacer que se tranquilice. Siempre ha funcionado, y espero que esta vez no sea la excepción.

—Si haces una tontería, ellos se reirán contigo, no de ti, y si así lo hicieran, entonces yo haría una estupidez muy grande con la que conseguiría hacer que se olviden incluso de tus facciones.

—No seas dramático —reclama, riendo un poco cuando se aparta de mí.

—Tú estás siendo la dramática, estás poniéndole demasiado poder a esta visita y a esas personas.

—Porque son personas importantes para ti y quiero agradarles.

—Y precisamente por eso ellos sabrán tratarte bien, porque tanto tú como ellos son de lo más importante que tengo, y si algo que haces no les gusta, jamás intentarán hacerte sentir mal. No tienes que preocuparte por nada, te lo prometo —aseguro sutilmente, como último intento de hacer que me crea y se tranquilice antes de entrar.

Canela ©Where stories live. Discover now