92. Ahora soy un egoísta decepcionado

157 23 96
                                    

—Entonces, estos restos diurnos son fragmentos resultantes del estado de vigilia que se presentan en lo onírico. Me refiero a que son representaciones, vivencias o pensamientos que permanecen suspendidos en el inconsciente y de algún modo deben salir del aparato psíquico, por eso no encuentran otro modo de hacerlo que en los sueños. ¿No te parece increíble? Es por eso por lo que, por ejemplo, el otro día soñé que te tiraban la pelota en la cara, fue algo que vi despierta y se repitió en mi sueño. La diferencia es que allí yo fui quien ayudó a limpiarte la sangre y no en la enfermería, porque era lo que quería y se cumplió mi deseo... y Freud dice que los sueños son siempre el cumplimiento de un deseo. ¿No te encanta esto, Liam? —Arya vuelve a preguntar, entusiasmada como siempre que habla de estos temas que difícilmente entiendo.

Me río, no puedo hacer más que reírme una vez más de su apresurada verborragia que para mí suena como otro idioma.

—Claro que me parece interesante, aunque no entiendo ni mierda... —intento excusarme, pero me lo impide para seguir, vivaz.

Voltea la silla del escritorio en la que se encuentra sentada desde hace un rato y me mira en su cama, donde me ubiqué acostado apenas llegué a su casa y juego desde entonces con ese panda que le regalé, aventándolo hacia el techo para atajarlo seguido, mientras espero que me haga preguntas que yo debo responder y que justo ahora deberían ir encaminadas hacia otra área, porque se desvió del tema importante sin que me percatara.

—Es fácil, amor. Mira, la misma terminología lo dice: un pedacito de lo que viviste hoy o... antes, también puede ser de antes, se presenta en tu sueño. Es una manera de hacer consciente aquello que parece ser inconsciente. Es muy raro —analiza, deteniendo sus palabras y mirando hacia un punto específico en la pared en la que no hay nada. Arruga la nariz como muestra de su concentración y me mira de nuevo—. El campo de los sueños es muy amplio —murmura, girando otra vez para volver a fijarse en la pantalla de la computadora.

—Y el camino que nos queda por estudiar también, así que concéntrate. Después hablaremos de esto —insto, porque mi visita de hoy a su casa tenía el objetivo de convertirse en una tarde de estudio para los exámenes finales, no para hablar de psicoanálisis.

Arya parece no ponerme atención, porque vuelve a girar y ahora con ese libro en sus manos, el cual le obsequié hace unas semanas cuando fuimos al cine después de mucha insistencia de su parte y que todavía no es capaz de soltar, continúa narrando sus nuevos conocimientos.

Presumo que lo ama más que a mí.

—¿Sabías que Freud consideraba que debíamos anotar los sueños apenas despertamos? ¡Es genial! Eso es porque hay un proceso llamado desfiguración onírica, que obviamente ocurre durante la vigilia, y se encarga de quitarle forma a lo que soñamos porque se supone que eso que se plasmó en los sueños, es inconsciente y no tiene por qué hacerse consciente. —Se levanta, coloca el libro sobre el escritorio y se pasea por la habitación con la mirada perdida, apuntando con su dedo hacia el frente y muy concentrada—. Entonces, ese proceso modifica el contenido del sueño hasta cambiarlo al punto de que no se parece a la representación inicial y que llegado el momento se olvide.

—Arya... —digo con calma y una sonrisa para detenerla, sentándome en la cama sin soltar el peluche. Me encanta que hable con tanto entusiasmo de eso que le gusta, además de que se ve muy sexy en esa faceta, pero justo ahora no tenemos tiempo para centrarnos en eso.

—Y lo más interesante, ¡es que ni siquiera somos capaces de recordar nada! Tampoco tenemos idea de que eso ha ocurrido porque el proceso se da hasta que el sueño se pierda temporalmente... Es posible que aparezca de nuevo porque es una instancia que quiere salir de algún modo, pero... no sé... ¡Es como si el inconsciente manejara nuestra vida...! Que... bueno, es cierto que tiene mucho poder, sin embargo... —Sigue sin prestarme atención, pero intento detenerla de nuevo aun cuando sonrío.

Canela ©Where stories live. Discover now