78. Eres más que eso

172 39 187
                                    

La mala intención de mi reloj biológico, ese que me odia, me obliga a abrir los ojos muy temprano hoy sábado. Y estoy por maldecir al universo por tanto maltrato, pero me arrepiento cuando todavía con el cuerpo de lado, me topo con el rostro sereno de Liam a pocos centímetros del mío, aun cuando él está boca abajo.

Sonrío al ver lo imperfectamente lindo que me parece y llevo mi mano izquierda para acariciar su mejilla, mediante movimientos circulares y con el dedo índice. Él se renueve un poco por mi tacto, pero todavía se mantiene dormido y yo aprovecho la ocasión para continuar con mi tarea, disfrutando de admirarlo en calma y silencio.

Observo con detenimiento su expresión y me percato de que sus ojos cerrados, protegidos por una capa espesa de largas, abundantes y envidiables pestañas, se mueven con un poco de rapidez, como si justo ahora estuviese en su fase de sueño REM. Su respiración es tranquila y su pálido y perfilado rostro se muestra imperturbable. Con excepción de sus labios, porque esos que hasta ahora estaban un poco abiertos, se cierran pausadamente hasta formar una línea y seguido, dar paso a una enorme sonrisa.

—¿Así va a ser cuando te cases conmigo y despertemos juntos? —pregunta, todavía sin mirarme. Muerdo mi labio inferior con vergüenza y llevo mi mano izquierda a acariciar su cabello, mientras él ejerce un poco de presión sobre el agarre que tiene en mi cintura—. ¿Así va a ser, tú admirándome y luego haciéndome cariños? Porque podría acostumbrarme —reitera y ahora sí abre sus ojos, dejándome ver ese bonito color canela que tienen.

—Para que eso pase, primero tienes que pedirme matrimonio. —Le sigo el juego con una sonrisa tonta, todavía acariciando su desastroso pelo.

—Eso tiene solución, una muy fácil... —Guiñe, para mostrarme una sonrisa cándida al instante-. Buenos días, Canela. ¿Dormiste bien?

—Buenos días, borrachito —contesto sonriente, él suelta una risotada, provocando movimientos pausados a su cuerpo. Luego se gira para quedar frente a mí, ambos de perfil, y abrazarme con más fuerza desde esa posición—. Dormí muy bien, ¿y tú?

—Eso no se pregunta —contesta con satisfacción, y entiendo a lo que se refiere.

Anoche después de mi respuesta a su pregunta, volví a sentirme segura y sin dudas, porque estuve entre sus labios una vez más y eso me ayudó a comprobar que tomé la decisión correcta. No sé si estoy dejando fluir todo muy rápido, pero mentiría si dijera que no es así como quiero estar.

Con Liam me siento bien y sé que podemos avanzar de la mejor manera si tomamos en cuenta todos los errores que ambos hemos cometido y trabajamos juntos con base en ellos. No es muy difícil, sobre todo porque es lo que ambos queremos.

Él me aseguro después de nuestros eternos segundos de demostración de cariño que iba a hacerme la persona más feliz, porque ese es su propósito, y sabe cómo hablarme. Por eso se me hizo muy fácil caer rendida ante él y aún más enamorada.

Cuando Liam me mira, no necesito hacer mucho esfuerzo para comprender lo que quiere decirme, porque así como me lo ha hecho saber, también tengo una facilidad indescriptible para leer sus ojos. Es una persona muy transparente cuando estamos juntos y esa seguridad embriagante suya, solo le da mucha más ventaja y poder sobre mí.

Él me encanta con todo lo que lo compone.

Anoche hablamos durante un largo rato y apenas nos dormimos hace un par de horas, según me parece, porque recuerdo que ya estaba asomando el sol cuando Liam me dijo que debíamos dormir un rato.

Yo no quería, porque con todo el tiempo que estuvimos separados teníamos muchos asuntos pendientes sobre los que debíamos ponernos al día, pero también estaba cansada y decidí dormir con la idea de que todavía nos queda mucha vida por delante para hablar de un nosotros y compartir más besos. Porque los de anoche no fueron suficientes.

Canela ©Where stories live. Discover now