85. También el mar es muy cambiante

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Me levanto de la cama apenas lo veo atravesar la puerta y me dirijo directamente hacia el armario

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Me levanto de la cama apenas lo veo atravesar la puerta y me dirijo directamente hacia el armario. Allí tomo una mochila pequeña y en ella introduzco todo lo que considero necesario para un viaje como este: bañador, cremas, artículos de aseo personal y ropa de diario, además de una pijama. También llevo mis sandalias, un par de chaquetas gruesas, los guantes que me pidió, una bufanda por prevención y varios pares de calcetines, porque estos no me pueden faltar para dormir.

No entiendo qué uso podría darle a estas prendas gruesas en ese lugar, pero supongo que si me lo pidió es por alguna razón y no lo cuestiono. Tampoco me parece que el invierno sea la mejor época del año para ir a la playa, pero no me creo capaz de rechazar una invitación de Liam aunque sea de este tipo, mucho menos cuando él me lo plantea con tanto entusiasmo. Además, me encanta convivir con su familia.

A pesar de que no soy fanática de estos lugares, cierro el bolso ya listo muy emocionada por este viaje y lo dejo sobre el sofá para ahora prepararme de una vez.

Presiento que esto saldrá muy bien.

Al estar duchada y vestida minutos más tarde, camino hacia la mesita de luz y vuelvo a tomar la pintura que me obsequió hace horas. Una sonrisa se forma en mis labios sin que pueda evitarlo al examinarlo con detenimiento y solo puedo morder mi labio inferior para ocultar el gesto y no verme más tonta, aun cuando estoy sola en mi habitación.

Detrás del acetato nos vemos Liam y yo, sonriendo y abrazados, aun cuando estamos sentados en aquel tronco en el que me dijo que éramos las piezas de un puzzle que encajaban a la perfección pese a ser similares. Es absurdo si se lo piensa, pero su analogía tiene mucha razón.

Paso mis dedos con suavidad por la superficie y palpo su textura. Se siente suave porque tiene la protección del portaretratos, pero sé que la del dibujo es un poco rugosa, no solo por el tipo de cartulinas que suele usar Liam para este formato de pinturas, sino porque la mezcla del agua con las acuarelas lo deja de esa manera.

El sonido del celular me trae de vuelta a la realidad y dejo la pintura en su lugar para tomarlo y responder el mensaje. La ventana emergente me informa que es Ian y desbloqueo el aparato para leer lo que me dice, pero al deslizar el dedo por la pantalla me topo con la aplicación de notas y un texto escrito en ella.

Buenos días, amor. Pensé que sería bueno dejarte dormir un poco más y por eso no te desperté. Vendré por ti a las diez, asegúrate de llevar un abrigo grueso y mucho amor para darme. Te aseguro que lo pasaremos genial.

Te quiero. 💜

Sonrío a la pantalla y pienso en que de no haberme despertado por sus llaves, seguramente seguiría durmiendo hasta hace rato y no lo hubiera visto irse, pero este mensaje habría proporcionado un buen despertar de todos modos.

Dejo el texto en la aplicación y me traslado al WhatsApp, donde leo el texto sencillo de mi amigo.

Ian:
Buenos días, linda. Sé que tienes planes para hoy, así que pasaré a verte mañana en la tarde para dejarte ambos regalos. Espero que hayas tenido buena noche y que también lo pases bien con Liam. Te quiero.
8:52 am.

Canela ©Where stories live. Discover now