72. Me haces daño

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—¿En serio, Max? —gesticulo ante mi amigo, ahora viéndolo

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—¿En serio, Max? —gesticulo ante mi amigo, ahora viéndolo. Pedirle explicaciones es lo único que puedo hacer para no romperle la cara ahora mismo por lo que veo enfrente—. Me dijiste que ellas dos no vendrían. ¿Por qué me lo haces más difícil? —reclamo.

Maximiliano arquea las cejas, mirándome incrédulo.

—Para mentir se necesitan dos, uno que mienta y otro que crea —se defiende. Yo ruedo los ojos, sé muy bien que esa frase se la robó a Homero Simpson y ahora viene a hacerse el filósofo—. Tu problema no es con Juliana, y yo sí quería verla a ella. Además, tú eres el idiota, tú eres quien lo está haciendo difícil. Pudiste decirle lo que pasa y...

—Cállate. No debiste manipularme para venir aquí —lo freno en un susurro, porque Arya baja con muy mala expresión del auto de su amiga, cerrando la puerta de un portazo.

No quiero que ella o sus amigas nos escuchen.

Ahora no puedo explicarle nada porque todos estos días me he portado como un idiota de nuevo, y conociéndola, sé que ya ella no querrá oír ninguna de mis palabras. Entiendo que esté molesta y aunque me muero por ir a besarla, sé que es mejor así.

—Estás siendo un ridículo, Liam. Es una estupidez porque la loca ni siquiera está aquí y no tiene por qué enterarse de nada, ni que tuviese a personas siguiéndote o algo parecido.

—Eso no podemos saberlo, mejor cá...

—¡Hola! —interrumpe Juliana al llegar junto a nosotros, sonriendo como siempre, solo que esta vez es con Max. Le muestro una débil sonrisa que ella no me devuelve y ahora veo a su amiga, que permanece recostada de la puerta del copiloto con la mirada perdida en la lejanía—. No sé qué es lo que te está pasando, pero Max y yo hicimos esto por algo y más te vale arreglarlo ahora. Ella en verdad te detesta, Bonetti, y yo también.

Volteo a verla cuando me habla con una seriedad que me sorprende, dirigiéndose a mí con mi apellido por primera vez.

—Eso es lo que quiero ahora —respondo simplemente.

Ella exclama un bufido y va a reclamar, pero mi amigo le habla al oído, frenando su intento de riña.

No me quejaría si lo hiciera o incluso si me golpea, porque sé que tiene razón. Y aunque no quiero lastimar a su amiga de nuevo, tampoco puedo ser egoísta y ahora no se trata solo de mí. De hecho, yo soy quien menos pierde en todo esto. Al menos si no hablamos de algo emocional, claro, porque perder a Arya después de todo lo que ha pasado sí que es mucho.

Juliana camina en dirección a su amiga y después de que parecen discutir un par de minutos, Arya la sigue con esa expresión de molestia a la que estaba tan acostumbrado, pero que había desaparecido hace un tiempo. Amo su sonrisa y es lo que quiero ver siempre, no esa faz de odio al mundo.

Sin decir nada, espero a que todos se alejen un poco y ahora sí los sigo, manteniendo las distancias y sin saber qué hacer aquí, porque ciertamente no tengo cabeza para divertirme ahora yo solo.

Canela ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora