37. Aida

275 55 154
                                    

Abro y cierro los ojos reiteradas veces, intentando acostumbrarme como a la luz del sol en la mañana y a su vez, asimilar la imagen nítida que ciertamente se encuentra a pocos metros de mí. Ni siquiera el destello bailante de las luces neón que penden del plafón son suficientes para llevarme a pensar en que mi visión está fallando o en otras posibilidades; a descartar de entre miles de opciones, porque todo está muy claro frente a mí.

Ella está allí junto a un grupo de chicas a sus flancos, riendo sin remordimiento y ajena a todo destello alrededor de su mundo, mientras yo siento que se rompe el mío, desquebrajando mi cordura sin descanso a su paso.

No lo creo, mi cerebro no quiere creerlo, pero algo me dice que debo hacerlo y que en este caso por más que me gustaría no se trata de una confusión.

Y solo puedo pensar en mi amigo... mis amigos.

—¿Qué pasa? —pregunta Max, confundido, pues desde que hizo la mención no me he sentido capaz de articular palabra.

Trago grueso y lo miro, rogando que la angustia se vaya junto con la saliva.

—Max, esa es Janet, la...

—No, no me digas que es... que es la... ¿Es la novia de James? —inquiere, trémulo y titubeante. Observa la escena frente a él y luego mira, ojiplático e inhábil de creer que hablo con la verdad.

—Sí —murmuro, asintiendo con lentitud. No quiero creerlo, y también temo por su reacción.

—No, pero ella me dijo que se llama Aida —añade, como rogándose a sí mismo estar equivocado.

Niego con la cabeza, viendo pertinaz su expresión de horror.

—Es Janet, te lo aseguro. No podría equivocarme jamás.

—¡Mal...! —exclama entre dientes, sobresaltándome por su alteración, misma con la que consigue captar la atención de algunos a nuestro alrededor. Él lo nota, por lo que se muestra compungido en su tono al proseguir—. Por eso actuaba extraño y decía que no podría atenderme hoy y toda la cosa, que ni siquiera quería que la saludara y... ¡No! ¿Cómo no lo vi antes? ¿De tantas personas en el mundo, tenía que ser la novia de James? Y no me malinterpretes, Liam, no es por la mentirosa, es por James. Jamás le haría eso a un amigo a consciencia y... Yo no sabía, de haberlo sabido ni siquiera bailo con ella po...

—Max, cálmate —le interrumpo su atropellado discurso, me posiciono frente a él y presiono sus hombros para que vuelva en sí—. Dime que no pasó nada entre ustedes —pido, mientras suplico para mis adentros, llenándome de aire. Él tarda tiempo en responder, lo cual enciende mis alarmas.

—No, no, solo... —vacila, negando con la cabeza insistente. De algún modo me tranquiliza y libero el aire, pero me doy cuenta de que ha sido demasiado rápido cuando él sigue—. Solo nos besamos un par de veces —continúa, y ahora sí expulso un suspiro completo, sintiendo cómo mi cuerpo vuelve a tomar vida. Eso no es tan grave—. ¿Qué se supone que haremos? Claro que ignorarla, pero... ¿y James?

—No, yo... —Me separo, buscando retomar la compostura al ver que él sigue con su expresión. Suspiro pesadamente. Necesito encontrar una respuesta razonable y mantener la serenidad por los dos y por James—. Creo que mejor no hacemos nada, por ahora, porque...

—¡Oigan! —me interrumpe el susodicho, acercándose sonriente y enérgico a nuestra ubicación—. Creí que había ocurrido algo porque no llegaban. ¿Qué pasó? —inquiere interesado, rodeando los hombros de mi mejor amigo con un brazo.

Veo a Max tensarse, y de inmediato aumentan los niveles de angustia. No quiero que esto se salga de control y que terminen enemistados por algo que no ha sido su culpa. De algún modo ambos han sido víctimas de la misma persona, y no me parece justo que sean ellos quienes paguen las consecuencias.

Canela ©Where stories live. Discover now