Gustabo

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Las muñecas te escocían por culpa de aquellas esposas, tus brazos estaban doloridos de tantos moratones y rasguños que tenían, sentías como de un momento a otro uno de tus hombros se saldría de su sitio debido a que estabas atada de las manos haciendo que tus pies estuvieran flotando en el aire, tu boca sabía hierro pero seguramente sería por culpa de que tu labio inferior estaba partido y no paraba de chorrear sangre.

Como pudiste observaste aquella sala vacía y casi en penumbra, buscaste con la mirada algo para intentar escaparte de aquella tortura en la que todavía no habías comprendido el por que estabas allí, sentías como poco a poco la fuerza de todo tu cuerpo iba desapareciendo igual que tu fe en salir de allí con vida.

El portón negro de aquella sala se abrio asustándote al ver a la persona que entraba por ella, el calavera se acerco lentamente a ti, aquella mascara le cubría toda la cara pero jurarías que detrás de ella aquel hombre traía una sonrisa. El hombre chasqueó los dedos y dos mercenarios aparecieron detrás suya, te fijaste que aquellos dos hombres que habían parecido no eran de la mafia, ya que ninguno llevaba máscara que cubriera su rostro.

- Acabad con ella, ya no nos hace falta, ya ha cumplido con su función, matarla pero que sufra mucho. Dijo el enmascarado antes de abandonar la sala.

Los dos mercenarios se acercaron a ti, ambos con una sonrisa en la cara y miles de ideas de cómo matarte lenta y dolorosamente. Uno de ellos se acercó con un hierro candente y te marco como si de una vaca se tratase haciéndote gritar de dolor, perdiste por unos segundos el conocimiento cosa que aprovecharon para hablar.

- Con lo fácil que le hubiera salido colaborar y unirse al jefe, si solo le ha pedido que traiga al payaso de vuelta.

Al escuchar esa frase todo lo que había pasado en las horas anteriores volvió a ti, recordando como el calavera te había secuestrado y drogado para que le ayudaras a traer de vuelta a su mejor soldado, Pogo.

- Da igual el ya a vuelto, esta ya no sirve. Dijo el más enclenque de los dos acercándose a ti.

De repente levantaste las piernas y te enganchaste de su cuello, apretaste tus piernas con todas las fuerzas que tenias asfixiando al tipo ante la atenta mirada de su compañero, cuando comprobaste que no respiraba soltaste su agarre dejándolo caer al frío y duro suelo de piedra, su compañero te miro y te apunto con su arma, lo que no contaba es que se había acercado mucho y tu de una patada mandaste el arma a paseo, el hombre furioso se acercó más a ti y tiró de ti para que tus brazos ya doloridos te dolieran más, lo que no se esperaba fue que te agarraras a su cintura y tiraras con fuerza hacia abajo rompiendo la endeble madera que sujetaba tu atadura, ya medianamente libre pudiste pegarle una paliza a aquel armario empotrado.

Después de meterle la paliza de su vida, caminaste con dolor hacia la puerta de salida de aquella sala, sigilosamente buscaste la salida de aquel edificio abandonado y cuando lo encontraste cogiste la primera moto que encontraste para escapar de esa zona.

Dos horas después estabas en la central del FBI, entraste dando tumbos ya que la pérdida de sangre ya te estaba haciendo efecto, empujaste la puerta de cristal y empezaste a gritar en busca de alguno de tus compañeros, encontrándote la nada absoluta, cruzaste el pasillo que conducía al despacho de Conway y abriste la puerta de caoba para encontrarte el cuerpo inerte del superintendente.

Todo tu cuerpo se tenso y tu sangre se helo al verlo allí tirado en aquel charco de sangre, tus rodillas se clavaron y de tu boca solo salió lo que estaba escrito con sangre en aquella pared que tenías delante.

- Pogo estuvo aquí.

One Shot Youtubers and StreamerWhere stories live. Discover now