Greco

4K 146 2
                                    


Ambos estabais en aquella habitación de un motel cualquiera, vuestras miradas estaban conectadas, separados por apenas unos pasos aunque a veces para vosotros dos parecía una lejanía. El ruido de los coches pasando por la autopista era lo único que se oía en aquella sala.

- ¿ Cuándo terminará esto?. Pregunto Greco rompiendo el silencio que inundaba aquella habitación

- No lo se, ¿ Cuando tu lo dejes? ¿Cuándo yo pueda abandonar la mafia?

- Sabes que yo no puedo abandonar el cuerpo, ellos son mi familia, ahora más que ha pasado lo de Alexander. Ven conmigo, no te pasara nada, ellos te protegerán.

- Tanto tú como yo sabemos que la policía no protegerá a una de la banda que ha matado a sangre fría a uno de los suyos, además no puedo irme de la banda ya sabes lo que le pasará a mi hermano. Dijiste eso acercándote la mano al cuello y pasando un dedo por él.

- Gustabo se puede cuidar solo, es mayorcito, es más ahora es alumno del cuerpo no puede pasarle nada, estará a salvo.

- No me puedo arriesgar a eso, ya perdí a mis padres, no puedo perderle a él también.

- ¿Y ahora qué?

- Por desgracia estos encuentros tienen que acabar aquí. Dijiste acercándote a él, cuando estuviste lo suficientemente cerca lo besaste con deseo intentando que aquel beso perdurará en tu memoria hasta el final de los tiempos. - Ten mucho cuidado por favor. Dicho esto saliste del cuarto

- Tú también. Dijo antes de que la puerta se cerrase.

Vuestro amor era imposible por el momento, tu estabas atada a una vida que no era la tuya pero que protegerías como la tuya propia, él tampoco podía escapar había hecho un juramento a aquellos que perecieron protegiendo a otros, lo que ninguno se imaginaba es que la vida los juntaría otra vez.

________ estaba enfrente de la comisaría, su pelo y apariencia habían cambiado desde que Greco la vio por última vez, ella inspiró y comenzó a andar hacia la puerta principal. Llegó al recibidor y allí pregunto por el superintendente Conway, no tuvo que esperar mucho ya que aquel hombre estaba a escasos metros de ella, escuchando  la conversación. Lo seguiste hasta su despacho, y allí, ambos sentados en las sillas comenzasteis a hablar.

- ¿A qué has venido?

- Soy miembro de la mafia que está detrás de los asesinatos de dos de sus oficiales y de uno de sus comisarios, vengo a hacer un trato con usted

- Y ¿ Cómo sé que no me estás engañando?. Dijo colocándose sus lentes negras.

Te levantaste la manga de la camisa negra que llevabas mostrándole una pequeña ancla formada por huesos  que llevabas tatuada en la muñeca derecha.

- Usted sabe que los únicos que llevan este tatuaje son ellos, ningún tatuador de Los Santos tiene los cojones de replicarlo por miedo a perder más que su negocio.

-  Supongamos que te creo. ¿Cuál sería el trato? ¿Inmunidad para ti?

- El trato es sencillo, yo te vendo a la mafia entera y tu haces la vista gorda con dos de sus miembros.

- Tu ¿ y quien mas muñeca?

- Yo no quiero inmunidad, seguramente conforme salga de aquí me revienten los sesos, no la inmunidad es para mi hermano Gustabo y su amigo Horacio. ¿Usted ya sabe quienes son?

- Afirmativo, inmunidad total a esos dos cabezas de chorlito, ahora te toca a ti, desembucha.

Miraste a aquel hombre a los ojos, cogiste aire y fuerzas y comenzaste a contar todo lo que sabías de aquella mafia que te estaba volviendo la vida un caos.

Cuando terminaste la conversación y todo estaba anotado te marchaste, al bajar aquellas escaleras te encontraste cara a cara con aquel barbudo que tan loca te tenía, estabais en un sitio publico asi que vuestra idea de daros un beso fue fulminantemente eliminada de vuestras cabezas, por desgracia os tuvisteis que conformar con un roce de manos, una cálida sonrisa y un " te quiero" sin voz.

Por desgracia esa fue la última noche en que lo verías, tanto a él como a la gente que más querías, unas cuantas cuadras más adelante, dos todoterrenos negros te cortaron el paso, uno de ellos bajo la ventanilla asomándose por ella una mascara de calavera, este saco un arma y sin apenas pensárselo te disparo en el pecho, los gritos de enfado en el otro coche se escucharon, los causantes de aquellos gritos fueron callados con un golpe en las costillas. El calavera se bajó del coche y camino hacia ti, se agachó y colocó bien tu cabello

- No tendrías que haber hecho eso, yo que te quería y te di todo lo que tenía y me lo pagas así, convirtiéndote en sapo para los mismo que han hecho daño a tu hermano, eso no está bien.

- Ojala te pudras en el infierno, desgraciado hijo de mil hienas

- Antes se pudrirá tu hermanito. Dijo acercándose más a ti, - Hugh. Dijo saliéndole un poco de sangre por la boca, miró a su estómago y vio el causante de tanto dolor.

- Yo me iré para el otro barrio pero tú vendrás conmigo.

El hombre se enderezó y caminó con dificultad hacia el coche, cuando pudo subir, este partió a toda velocidad hacia el hospital más cercano. Ya en el hospital, Gustabo y Horacio mandaron tu ubicación a la policía y también se lo comunicaron a Dr. Muerte que mandó una ambulancia a tu ubicación.

El sonido de la ambulancia mezclado con las sirenas de policía resonaban en tus oídos, por infortunios de la vida el sonido de su voz a lo lejos  fue lo  último que escuchaste, ya que para cuando llegaron a tu ubicación ya era tarde para salvarte. 

One Shot Youtubers and StreamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora