Gustabo (I)

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Ya era la décima vez en esa fría noche de octubre en la que te levantabas de la cama, te levantaste harta de dar tantas vueltas y no poder conciliar el sueño, cogiste tu bata y te la colocaste amarrándola a tu cintura, después atravesaste la puerta y te dirigiste al salón donde cogiste una copa y la llenaste con un poco de ron.

Moviste la copa un poco antes de llevártela a los labios y darle un pequeño sorbo, caminaste con la copa en la mano y saliste al balcón allí te apoyaste en la barandilla sujetando aún el vaso en el aire, con la mirada perdida suspiraste bastante cansada de la situación en la que estabas.

Día tras día desde que pasaste las oposiciones a policía habías visto la muerte reflejada en los ojos de las personas, pero no te importaba ya que eran los malos y esos siempre se decían que se lo merecían, pero desde que llegaste a la ciudad de los Santos todo era diferente los malos no eran tan malos como los pintaban y algunos buenos pecaban de lo malos que eran en realidad, esto era tan lioso que tu cabeza ya no sabía ni que pensar.

Diste un sorbo a tu trago cuando escuchaste unos pasos que venían hacia a ti, un chico alto un poco más mayor que tu se apoyó junto a ti, te miro de reojo a lo que tu le pasaste la copa, dio un sorbo y sonrió, ambos os quedasteis allí en silencio bajo la luz de la luna, este silencio fue roto por el sonido del vaso al ser dejado en el suelo.

- ¿ Cómo has entrado?. Dijiste sin quitar la vista del horizonte

- No has cambiado la cerradura

- Que no la cambie no significa que puedas entrar como si fuera tu casa

- Creía que seguía siendo mi casa. Dijo en susurro

- Después de la que has armado tu crees que puedes volver asi sin mas

- Sabes que no soy el malo de esto

- Por desgracia lo se.

Después de aquella frase el silencio se hizo, Gustabo se quedo mirando al horizonte viendo como salía el sol por las montañas mientras tu mirabas hacia abajo, te fijaste en un coche negro que llevaba ya rato aparcado allí.

- Creo que va a ser mejor que te vayas.

El chico miró a tu dirección, con tan sola una mirada comprendió lo que le querías decir, te hizo una señal y abandonó la terraza dejándote allí sola. Unos minutos después tu puerta fue echada abajo, tu ni te inmutaste, te giraste tranquilamente y observaste detenidamente al superintendente que estaba con los brazos cruzados en la puerta de tu casa, cogiste la copa y tomaste el último sorbo que le quedaba, pasaste por su lado y dejaste la copa en la mesa, te colocaste delante de él y pusiste tus manos para que te esposaran.

- ¿ dónde está?, no quiero hacer esto. Dijo él con cara seria

- No voy a decir nada, no pierdas el tiempo preguntando. Dijiste seca

- ¿Vas a echar a perder toda tu carrera por el? Después de todo el mal que ha causado.

- Si, por que a veces el malo no es tan malo como dicen

- No sabes lo que dices, el amor te nubla. Dijo el comisario Volkov que estaba a unos metros de vosotros

- A mi no me nubla el amor Viktor, eso es cosa de niños, pero alomejor a vosotros si os nubla la venganza. Dijiste mirándole fijamente a los ojos

- Mataron a nuestros compañeros, mataron a Torrente por defender a dos niñatos que nos traicionaron a la primera de cambio y ahora vas tu y haces esto. Grito el ruso

Miraste fijamente a la cara a Conway, él todavía tenía su semblante serio, no se inmuto en lo más mínimo haciendo que supusieras que aquel chico que se consideraba la mano derecha no sabía nada de lo que estaba ocurriendo

- No lo sabe verdad, era más fácil mentir a toda la malla, mentir a tus oficiales que admitir que la has cagado metiendo a dos cadetes en una organización, claro todo queda mejor si echamos el muerto a otro no Conway.

- ¿Eso es verdad?. Dijo el ruso.

Volkov no obtuvo respuesta, el superintendente te esposo y te saco de tu casa, bajó las escaleras escoltado de tres agentes de la malla, te abrió la puerta y te metió en el patrulla.

- No se que te ha pasado, tu eras una muy buena agente, podrías haber llegado lejos

- Lo que me ha pasado es que he comprendido que a veces las personas que dicen ser tan buenas tienen el alma negra y no dudaran de hacer lo que sea con tal de conseguir lo que quieren.

El hombre cerró la puerta y el patrulla arrancó, vio como el vehículo se alejaba de ellos, a unos metros el patrulla paro debido a un semáforo, Conway y Volkov se dieron la vuelta para dirigirse a sus patrullas cuando de repente el ruido de una gran explosión se escucho, al girarse ambos vieron como el patrulla ardía en llamas sin que ninguno de ellos pudiera evitarlo.

One Shot Youtubers and StreamerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora