Capítulo 91.

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Acabamos vistiéndonos de nuevo, en silencio, y estaba en la cama mientras veía cómo Calum terminaba de tapar su torso con la camiseta de la que yo misma me había deshecho un tiempo atrás. Él sabía que le estaba mirando, aunque eso no iba a impedirme seguir haciéndolo.

-¿Ya te vas? -pregunté cuando me miró, aún de pie.

-¿Quieres que me quede contigo esta noche? -preguntó de vuelta tras unos segundos de silencio.

Me mordí el interior de la mejilla y maldije mentalmente. Sí quería que se quedase conmigo, pero al mismo tiempo no porque sabía que iba a volver a tener pesadillas, y no me seducía la idea de que Calum me viera de esa forma. No quería preocuparle más de lo que ya había hecho.

-No, da lo mismo -contesté apartando la mirada de su rostro-. Pero quédate un rato más.

Asintió con un movimiento de cabeza y esbozó una media sonrisa mientras se metía en la cama de nuevo, dejando el frío colarse dentro de la sauna que había creado con mi propio calor corporal y las cuatro mantas que tenía encima. Se juntó a mí rápidamente, nos tapó a los dos, y rodeó todo mi cuerpo con su brazo.

-¿Quieres que te cuente cómo están las cosas en el instituto? -susurró. Fruncí el ceño y negué con la cabeza. No quería saber absolutamente nada de lo que estaba pasando allí-. Está bien, ¿quieres hablar de algo?

-Esta mañana ha venido Luke -empecé a hablar en voz muy baja. Noté su brazo tensarse detrás de mi espalda y pude ver vacilación en su mirada-. No he hablado con él.

-¿Por qué no? -preguntó, frunciendo el ceño aunque con una leve satisfacción brillando en sus ojos.

Me encogí de hombros mientras cerraba los ojos y tomé aire lentamente, intentando de esa forma que el nudo que había en mi pecho desapareciese. Luke era muy importante para mí, tanto si me gustaba como si no, y me arrepentía de haberle tratado como le había tratado, de no haberle hablado, de no haber aprovechado que estaba ahí, conmigo, solo porque estaba preocupado por mí. Y es que ya no sabía muy bien qué hacer, porque sabía que si dejaba que más gente se acercara a mí, más de ellos acabarían jodidos. Pero no dejar a Luke que lo hiciera también significaba hacerle daño. A él y también a mí.

Volví a abrir los ojos para mirar a Calum, quien había cerrado también los suyos y los mantenía así, párpado contra párpado, los músculos de su rostro ahora relajados. No quería hacerle daño, no quería fastidiarlo todo, fastidiar su vida, fastidiarle a él. Pero sabía que era lo único que había estado haciendo desde el principio, aunque a él no parecía importarle la destrucción a la que él mismo se empeñaba en someterse.

Me había sentido realmente bien durante bastante tiempo, y eso fue suficiente para pensar que las cosas habían cambiado, que ya no habría lágrimas o soledad… Pero qué iba a saber yo. ¿Cómo podía siquiera imaginar que las cosas se complicarían tanto? ¿Cómo iba a saber que, a estas alturas, el pueblo tendría un habitante menos, una lápida más?

Quería rebobinar todos los hechos, volver al principio y permanecer aislada de la gente, alejarme de Calum en vez de dejarme absorber, como si de la marea llevándome mar adentro se tratara. Quería no haber hablado con May Belle, no haberla conocido… Si eso significaba que, conmigo o sin mí, en estos momentos estaría sana y salva. Pero no quería dejar de ser la persona que había llegado a ser, las facetas de mí misma que no conocía y que ahora estaban al descubierto… No sabía muy bien cómo encajarlo todo.

Las muñecas de May Belle estaban limpias, nada quedaba ya de los pequeños pero profundos cortes que había visto aquella vez, en el baño del instituto. Aún así había tanto detrás de su sonrisa, tantos secretos… Me gustaría que me los hubiera contado, que hubiera confiado en mí, que me hubiese dejado ayudarle. Pero los ojalás ya no servían de nada. Desear que estuviera viva no iba a hacer que su corazón volviese a latir y que sus mejillas se llenasen de color de nuevo.

Let's be Unpredictable.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz