Capítulo 17.

1.3K 51 0
                                    

Me alejé de Calum, escuchando cómo sus pasos cada vez se escuchaban más lejos. Pensaba que él trataría con todas sus fuerzas de retenerme aquí, pero no lo hizo. Me enfadaba que él supiera lo que yo pensaba pero no poder ser capaz de saber lo que iba a hacer o decir nunca. Me sentía como si él tuviera ventaja en un juego en el que yo no sabía las reglas.

Me quedé parada después de unos minutos andando, mientras me metía más y más en mi cabeza, sumergiéndome en mis pensamientos y escuchando la voz de Calum diciéndome que no debía huir de mis problemas de fondo. Como esa estúpida canción atrapada en tu cabeza, sonando una y otra vez.

¿Cómo lo hacía para irritarme sin siquiera estar presente?

Recordé las palabras del entrenador por un momento.

Tan pronto como veamos cambios positivos en vuestro comportamiento, podréis volver con vuestros compañeros iniciales.

¡Sí! ¡Estaba en frente de mis narices! Lo único que teníamos que hacer era fingir que nos llevábamos bien durante unos cuantos días para que el entrenador y Zack se creyeran que en realidad no había ningún problema entre nosotras. Pero sólo fingiríamos delante de ellos. Por las noches tendría que dormir a su lado, y eso me daba miedo. Pero tenía que demostrarle a Calum que huir no era lo único que hacía para manejar mis problemas. Él se las daba de sabiondo y creía que me conocía cuando en realidad no tenía ni la más mínima idea de nada.

Tendré que aprender a dormir con los ojos abiertos, pensé.

Sólo tenía que volver y convencer a Kate de que hiciéramos eso. Aunque no creo que se opusiera, ya que ella quería alejarse de mí tanto como yo quería alejarme de ella.

Volví sobre mis pasos y llegué al campamento en poco tiempo. Al fin y al cabo no estaba tan alejada como pensaba. En cuanto llegué a la zona de la hoguera, que tenía rocas colocadas alrededor de la leña, vi a Kate hablando con sus amigos con el ceño fruncido y desesperación en su rostro. Cuando ella me vio, se calló. Calum estaba con ella y sonrió al seguir la mirada de Kate y verme. En ese momento me dieron ganas de abofetearle y quitarle esa sonrisa de la cara.

Tal vez él sí quería que te quedases, me susurró el lado de mi subconsciente que veía todo como un fantástico cuento de hadas.

Tonterías.

-Kate, ¿podemos hablar? –Pregunté en voz baja, acercándome a ellos. Aunque quería parecer fuerte y segura de mí misma, no lo era y por alguna razón no podía fingir que lo era delante de Kate. Porque ella ya sabía lo débil que era y, al fin y al cabo, intentar ocultarlo sería una pérdida de tiempo.

-¿Sobre qué? –Preguntó ella sin moverse de su sitio.

-El castigo –Respondí secamente.

Después de coger una bocanada de aire, se levantó del tronco de madera en el que estaban subidos y nos encaminamos a algún sitio en el que pudiéramos hablar tranquilas, sin oídos u ojos curioseando.

-Mira, sé que no te caigo bien, y el sentimiento es mutuo –Empecé a decir, gesticulando con las manos -. Pero el entrenador me ha dicho que a menos que vea algún cambio de actitud en nosotras, no podremos volver con nuestros compañeros.

-Eso también lo sé yo, ¿vas a decirme algo que me interese? –Respondió ella amargamente. Cogí aire, esperando que moléculas de paciencia se colaran también dentro de mí y me proporcionaran la fuerza de voluntad suficiente para no liarme a patadas y gritos con la idiota que tenía en frente.

-Se me ha ocurrido algo, es muy simple –Solté y antes de que pudiera soltar una grosería, proseguí: -. Sólo tenemos que fingir que nos llevamos bien por unos días y el entrenador nos dará el visto bueno y podremos olvidarnos la una de la otra.

Let's be Unpredictable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora