Capítulo 86.

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Sabía que él seguía sin estar de acuerdo y, de hecho, continuaba diciéndome que era una mala idea, pero ya me daba igual. Él no entendía el dolor que estaba sintiendo en mi interior y la urgencia que tenía por olvidarme de él.

Fuimos a casa de Cory, que estaba a quince minutos de la mía. Intenté alejarme de mis propios pensamientos durante el viaje, encendí la radio del coche de Luke, me distraje todo lo que pude, pero aunque consiguiera esquivar todo lo que había en mi cabeza, en mi garganta seguía molestando esa maraña de lágrimas y palabras entrecortadas que de vez en cuando me dejaba sin aire.

Desde fuera de la casa se podía escuchar alguna canción electro que no conocía. Cogí aire antes de salir del coche y Luke se situó a mi lado.

-No es una buena idea -pronunció y yo levanté la mano.

-Cállate.

Dejé mis inseguridades dentro de la camioneta y entré con paso decidido, dispuesta a emborracharme, dispuesta a olvidarme de todo.

Emborracharte no va a cambiar nada

Pero por lo menos me haría olvidar durante unos cuantos minutos.

Solo estás huyendo. Como siempre.

La pérdida de May Belle se clavaba muy dentro, jodiéndome y, si me paraba a pensar demasiado en ella, no podía controlar las lágrimas que mojaban mis mejillas. Así que me obligué a respirar y a mantener la calma.

Todo va a ir bien

Pero sabía que no era verdad.

La música taladró mis oídos como un martillo cuando me introduje en la casa, la cual estaba atestada de adolescentes borrachos o a punto de estarlo. Mi cabeza estaba cubierta de humo y ruido. Mucho ruido. Y, por una vez en mi vida, prefería que se llenara de eso antes de que fueran los recuerdos los que me envadiesen.

Llegamos hasta el grupo de siempre de Luke y les saludamos. Me jodía que Luke ni siquiera se esforzara en sonreír o fingir que las cosas estaban bien porque era lo que quería que hiciera. Pero no hacía más que poner mala cara a todo el mundo, incluyéndome a mí. No dejaba de mirarme.

-Tienes mala cara -me dijo Rose sonriente, como siempre-. ¿Qué quieres tomar?

-Lo que sea -respondí encogiéndome de hombros.

Estaba bien conocer a Rose porque era de esas personas que no preguntaban excesivamente ni te hacían sentir incómoda, todo lo contrario. Caminamos hasta la cocina y, una vez allí, ella sacó dos vasos de plástico y mezcló dos bebidas en él. Después me tendió uno de ellos.

-¿Estáis juntos ya? -preguntó de repente, yo fruncí el ceño- Luke y tú, quiero decir.

-¿Qué? No -arrugué la nariz. ¿Por qué deberíamos estarlo? Le miré a través de la sala, estaba hablando con los chicos, pero de vez en cuando su mirada se posaba en mí. Me molestaba que me estuviese vigilando tanto-. Luke y yo somos amigos. Nada más.

-Oh, lo siento -se disculpó ella soltando una pequeña risa-. Creía que después de lo de la última fiesta y… en fin, son tonterías mías. Perdona si te ha molestado.

-Tranquila -sonreí-. ¿Qué tal estás tú, Rose?

-Muy bien -sonrió aún más. Probé por primera vez la bebida que me había dado y después tuve que contener las ganas de volver a escupirlo. Odiaba el sabor del alcohol. Volví a dar un trago-. Cory y yo estamos…

-¿Estáis juntos? -abrí mucho los ojos.

-Algo así –soltó una risa nerviosa.

-Eso es genial –sonreí-. Me alegro por vosotros.

Let's be Unpredictable.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant