Capítulo 56.

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La voz de Kate cambió por completo. 

-¿Chloe? -Preguntó - ¿Por qué quieres saber dónde está? ¿Qué más dará?

Calum resopló. 

-Está bien, déjalo. Supongo que no la has visto.

Después todo era silencio. 

Me quedé callada, totalmente quieta. Paralizada. Mirando la madera de la puerta del baño con los ojos bien abiertos y los labios levemente separados.

Pensando. Pensando. Pensando.

Aquello había sido muy extraño. 

Apenas hablamos.

Así que lo que dijo Calum era cierto, pensé.

-Kate... -Habló una voz jodidamente aguda e irritante - ¿Estás bien?

-¡Claro que estoy bien! -Gritó ella, su voz rasgada, después de unos segundos de silencio - Me importa una puta mierda esa imbécil. 

-Pues parece que a Calum no -Canturreó en voz baja otra de ellas, en un tono divertido. Las demás rieron levemente y, después, todas se callaron de golpe.

-Cállate -Gritó Kate de nuevo - Joder, sois gilipollas.

Sus tacones volvieron a hacer ruido contra el suelo y todo volvió a estar en silencio hasta que las demás se movieron, haciendo que sus tacones sonaran también de una forma precipitada contra el suelo. Esperé un tiempo para salir del cubículo y registré el baño antes de moverme hasta los lavabos. 

Apoyé las manos en el mármol de uno de ellos y miré mi reflejo. El espejo me devolvía la imagen de una Chloe pálida. Mi pelo estaba hecho un desastre. Mis ojos vidriosos. 

A decir verdad, aquella mañana no me había preocupado demasiado por mi aspecto. No me había preocupado por nada, en realidad. Y debería haberlo hecho. 

¿Por qué me preocupaba tanto por lo que ellas decían de mí? No debería importarme en absoluto.

Pero miraba mi reflejo y por más que lo intentaba, no conseguía ver esa belleza de la que mi madre presumía ante sus amigas. O esa belleza que los libros describían en sus protagonistas. No tenía esa belleza que el resto del mundo parecía poseer.

Mi pelo: horrible.

Mis ojos: corrientes.

Mi mirada: triste.

Mi nariz: demasiado pequeña.

Mis orejas: demasiado grandes.

Mis manos: demasiado delgadas.

Mis piernas: demasiado cortas.

Y Kate era todo lo contrario. Ojos azules, cabello rubio y brillante, su nariz era bonita, al igual que el resto de ella. No muy delgada, pero tampoco gorda en absoluto. Era popular, tenía miles de amigos, tenía a medio instituto comiendo de la palma de su mano y no parecía tener preocupaciones en su vida. 

Sus padres... Ellos probablemente no tenían ningún problema con ella. Kate seguramente no tenía que esfrozarse por hacerles felices, como yo. No tenía que fingir ser alguien que no era, porque siendo así, siendo quien era, era perfecta. Y no tenía que esforzarse ni siquiera. Y yo... A su lado no era nada. Sólo un cero a la izquierda.

¿Qué era mi delgaducho cuerpo al lado de sus curvas de infarto? ¿Qué eran mis ojos marrones al lado de su azul gélido? ¿Qué era mi pelo soso y despeinado al lado de su brillante cabello rubio? ¿Qué era Chloe Sherman, la chica invisible, al lado de Kate Miller, la chica?

Let's be Unpredictable.Where stories live. Discover now