Capítulo 84.

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Enredé los dedos entre mi pelo y tiré levemente mientras escuchaba los pitidos que salían del teléfono.

-Cógelo, cógelo, cógelo -susurré, cansada de tantas llamadas sin respuesta. Acabé colgando, no tenía sentido seguir intentándolo.

May Belle tenía que estar muy enfadada para no responder a mis trece llamadas. Pero es que no había sido para tanto, y lo único que estaba intentando era arreglarlo.

Me incliné sobre la mesa, crucé los brazos y apoyé mi cabeza en ellos. Cerré los ojos con fuerza y me quedé así un rato. Necesitaba descansar un poco. Habían pasado tantas cosas, tan de golpe... Solo quería algo de serenidad, estabilidad... ¿No podían ir las cosas bien aunque solo fuera por un par de días?

De repente escuché la puerta de mi casa abriéndose, me levanté rápidamente y anduve hacia la entrada. Para mi sorpresa, eran mis padres los que entraban por la puerta. Sólo eran las ocho y veinticinco de la tarde, y ellos solían salir del trabajo sobre las once o doce de la noche.

-Hola -saludé con el ceño fruncido-, ¿qué hacéis aquí tan pronto?

-Hoy era el último día de trabajo, ¿recuerdas? -dijo mi padre sonriendo. Recordaba que alguno de ellos me lo había dicho hacía poco, pero no había caído hasta entonces.

-Vacaciones de navidad -exclamó mi madre mientras entraba detrás de mi padre, cargada con un par de bolsas del supermercado. Ella nunca dejaba que mi padre le llevase la compra, lo que siempre me había parecido muy raro. Mi madre era rara.

-¿Vas a ayudarnos a hacer la cena? -preguntó mi padre desde la cocina. Giré la cabeza y le miré para encontrármele rebuscando entre los armarios- Hemos pensado en hacer tortitas de postre.

Típico americano, pensé.

-Huh, claro -respondí sonriendo.

Entonces sonó mi móvil. Corrí a la mesa, donde lo había dejado antes de ir a averiguar quién había entrado, y lo descolgué rápidamente, con la esperanza de que fuese May Belle.

-¿Hola? -dije apresuradamente.

-Hey -saludó una voz masculina. La de Luke. Me decepcioné al saber que no era May Belle y que seguíamos como antes, pero por otra parte me alegraba que Luke me hubiera llamado. Teníamos muchas cosas de las que hablar.

-Hola, Luke -saludé, dejándome caer en la silla mientras observaba cómo mi padre y mi madre colocaban la compra en los estantes de la cocina. Al pronunciar el nombre del rubio, mi madre giró la cabeza casi automáticamente y me miró con las cejas levantadas. Negué con la cabeza y el ceño fruncido y volví a centrarme en la conversación con Luke-. ¿Qué pasa?

-Llamaba para preguntarte si te apetecía venir a mi casa -informó. Yo fruncí el ceño.

-¿Ahora?

-Ajá.

-¿Para qué? -pregunté.

-Pues para estar conmigo -replicó él-. Podrías quedarte a dormir.

-No creo que mis padres me dejen -dije dudosa.

Mi madre volvió a posar su mirada en mí, esta vez acompañada también por mi padre. Él fruncía el ceño y ella sonreía y asentía con la cabeza. Arrugué la nariz y aparté la mirada de ellos.

-Ya has estado aquí una vez, no es la gran cosa -habló Luke-. Además tus padres no están ahí.

-Sí, ya les han dado las vacaciones de navidad.

-Oh.

-Espera un momento.

Levanté la cabeza para mirarles de nuevo y posé la mano sobre el micrófono del móvil para que Luke no escuchara la conversación.

Let's be Unpredictable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora