Capítulo 62.

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-Entonces, ¿no piensas hacer nada al respecto? -Le pregunté a May Belle mientras le tendía la taza de té que le había esado preparando.

Calum se había largado hacía una hora apróximadamente, cuando ella se despertó. Sabía que él no quería quedarse aunque dijera lo contrario, así que le pedí amablemente (o no tan amablemente) que sacara su culo de la casa de Bel.

-¿Qué quieres que haga, Chloe? Ya se cansará -Contestó, encogiéndose de hombros. Tomó un sorbo de su bebida.

Me enfadaba que May Belle dijera eso porque yo había sido igual. Siempre me decía eso mismo.

Ya se cansará.

Este infierno no puede durar mucho tiempo.

No hace falta que haga nada, todo se arreglará con el tiempo.

Estúpida, estúpida, estúpida Chloe.

Estúpida, estúpida, estúpida May Belle.

Quería que me hiciera caso y que hablase con sus padres o con el director sobre lo que Kate le había hecho y ella se negaba rotundamente. ¿Por qué? ¿Por miedo a Kate? ¿Por miedo a lo que ella podía hacerle? ¿Por el mismo miedo que yo había tenido?

-No, no va a cansarse -Le dije frunciendo el ceño.

-No hace falta que te preocupes por mí -Susurró ella bajando la mirada a la taza entre sus manos -. No me lo merezco.

-La verdad es que no -Admití.

Nos quedamos calladas durante un buen rato. Mi cerebro trabajaba a demasiada velocidad como para seguirle el ritmo.

Por un lado, pensaba en May Belle y en Kate y en que se negaba a contarle a los profesores o a sus padres lo que pasaba con ella. Era como vivir lo mismo otra vez desde el principio a través de ella.

Por otro lado pensaba en Luke colándose con alguien como Cecily. Ella. Tenía que ser ella. Cecily no merecía que Luke estuviese detrás de ella, ni siquiera se daba cuenta de quién era él. Él parecía un muñeco y ella la mejor titiritera, a mi parecer. Le usaba y manejaba a sus anchas y Luke no se daba cuenta (o eso parecía) de que se merecía algo mejor. Mucho mejor. Había chicas que valían la pena mucho más que ella.

Y luego estaba Calum.

Calum. Calum. Calum.

Mi mente seguía nublándose cada vez que pensaba en cómo me había tocado y en lo que habíamos estado a punto de hacer pero no habíamos acabado por mi maldito miedo. Odiaba estar asustada siempre (de todo y todos). Calum era Calum. Bratt era Bratt. Bratt me había hecho daño pero, ¿acaso tenía eso que significar que con Calum pasaría de la misma forma? Algo me decía que no.

Pero otro algo me decía que sí.

Y así no se podía vivir.

Pero estaba harta de intentar hacer siempre lo correcto y acabar equivocándome de todas formas.

Si me iba a equivocar igualmente, ¿por qué pensar tanto en todo?

Cuando me largué de casa de May Belle, tuve que andar más de lo que había andado en meses y, tal vez, años. Puesto a que no tenía coche y no me parecía correcto llamar a Luke o Calum para que me llevasen a mi casa, fui a pie. Di un paseo por el barrio de paso, aunque no era nada que mis ojos no hubiesen visto antes.

Y estaba tan harta de que cada recoveco de aquel lugar tuviese la palabra monotonía impresa en sus paredes, tan harta de los edificios grises, de la gente caminando cabizbaja, de asfaltos rotos y carteles raídos por el viento y por el tiempo y por la rutina de siempre. Tan harta de siempre lo mismo, de siempre igual, de nada fuera de lo común.

Let's be Unpredictable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora