Capítulo 36.

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Me miré al espejo antes de salir de casa: Mis ojeras, como de costumbre, permanecían tatuadas bajo mis ojos del color del café y la canela en polvo. Bajé la mirada para observar las marcas oscuras que los chupetones de Bratt habían causado en mi cuello. Me ruboricé al recordarlo y una oleada de repugnancia volvió a recorrer mi cuerpo, al igual que había pasado al sentir las manos de Bratt rozando mi piel.

No había mirado sus mensajes; tampoco había contestado sus llamadas. ¿Qué iba a decirle si se acercaba a hablar conmigo? No quería que lo hiciera, no quería mirarle ni dirigirle la palabra.

Salí de casa con esa idea de retirarle la palabra a Bratt en la cabeza aun creyendo que no sería capaz de mantenerla, pero, para mi sorpresa, lo conseguí.

Me encontraba en la última clase del día, más en mis dibujos que en la teoría que repartía el profesor de física y química para el segundo examen, que tendría lugar en una semana. Había visto a Bratt y él había intentado hablar conmigo, pero había ignorado cada palabra que salía de su boca y había seguido adelante.

Y así transcurrió toda la semana. Los días eran monótonos y nada se salía de lo normal. Volvía a la rutina de ignorar la existencia de Calum y pasear por los pasillos en busca de rincones donde sentarme a dibujar. A lo largo de la semana hice muchos, muchos dibujos. Demasiados. Y todos jodidamente pésimos.

Había noticias con May Belle, pero nada sobre Kate. Absolutamente nada.

No sabía qué pasaba, no sabía qué pretendía Kate Miller, ¿estaba planeando algo? Sabía por experiencia que cuando Kate estaba mucho tiempo sin hacer nada, algo gordo venía detrás. Ni siquiera me había dedicado una mirada, ni siquiera una palabra, por leve que fuera. Ni un ''hola'', ni nada.

Nada.

El miércoles, en la hora libre, pisé por primera vez en mucho tiempo el comedor. No me molesté en buscar a nadie porque no había a nadie a quien buscar, porque no tenía a nadie. Me serví mi comida y me senté en un rincón mientras veía al resto del mundo socializar y hablar con sus amigos en mi soledad. No comí ni la mitad de mi plato.

-¿Chloe? -Me llamó una voz bastante conocida. Levanté la cabeza de mi plato y miré por primera vez desde la fiesta de Kate Miller a May Belle, que se mantenía de pie, con una  bandeja, en frente de mí.

-¿Sí? -Dije, tragándome el nudo que se empezaba a formar en mi garganta.

-¿Puedo...? Quiero decir, ¿está libre este asiento?

El momento me habría parecido cómico en otras circunstancias. ¿Quién iba a haber ocupado el sitio vacío que había a mi lado? Nadie podía hacerlo. Ese sitio estaba destinado a estar vacío, al parecer.

-Puedes sentarte -Dije, volviendo la mirada hacia mi plato.

-Gracias -Se sentó y colocó su bandeja en frente de ella.

Silencio.

-¿Qué ha pasado con Bratt, Chloe? -Preguntó. Fruncí el ceño y la miré.

Algo dentro de mí se horrorizó al pensar que tal vez ella sabía lo que había pasado, pero, ¿cómo podría? No, ella no estaba en la casa siquiera cuando pasó, no se lo había contado a nadie más que Luke. Y Bel no conocía a Luke.

-¿Qué quieres decir? -Pregunté, ignorando el regreso de ese famoso y familiar nudo en la garganta.

-Bueno, os he visto muy juntos últimamente y él ahora no está aquí.

-Hemos estado saliendo.

-Eso dicen.

Se quedó mirándome, esperando que tal vez contestara a su pregunta de dónde se encontraba Bratt y por qué no estaba conmigo, al igual que el resto de los días, todo se hizo más difícil de pensar y digerir.

Let's be Unpredictable.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt