Capítulo 32.

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Estaba saliendo del instituto para ir a mi casa por lo que quedaba de día cuando vi a Bratt apoyado en la valla de las escaleras. Me pregunté si él esperaba que le hablara o si quería disimular en público que nos habíamos visto y estábamos empezando a ser amigos. Bratt era el más popular y probablemente no quería que nadie lo viera conmigo. 

Seguí hacia delante con la cabeza gacha hasta que escuché su voz llamándome desde detrás. Cuando me di la vuelta, él estaba caminando hacia mí.

-¿No saludas? -Dijo con una sonrisa en su rostro.

-Bueno, creía que... -Empecé a decir mirándole a los ojos. Me corté a mí misma antes de terminar la frase. No quería sonar como una patética a pesar de sentirme así en ese momento -. Da igual. Lo siento.

-¿Piensas hacer algo hoy? -Preguntó agarrando mi mano rápidamente. En ese momento supe que me estaba poniendo roja. Lo supe tan bien como que los ojos de Bratt eran verdes con pequeñas chispas azuladas, como que el aire estaba revolviendo mi cabello o como que Calum, que estaba saliendo por la puerta, observaba la escena desde la distancia.

Algo en mí se tensó y sentí cómo mi estómago se revolvía mientras notaba las navajas que lanzaba su mirada clavándose en mí. Navajas frías creadas por una mirada indiferente y enmarcada por un ceño fruncido. 

Mierda, pensé. 

Mi primer impulso fue separar la mano de la de Bratt, a lo que él arrugó la frente, confuso. Luego pensé que si Calum podía hacer lo que quisiese con quien quisiese, yo también podía. Bratt sólo estaba sujetándome la mano y él se había enrollado con Kate y lo había soltado así como así. Tenía derecho a esto, Calum no iba a impedirme nada.

-Bueno, no había pensado en nada -Dije mientras intentaba evitar la mirada de Calum. 

-Genial, déjame llevarte a un sitio -Pidió él sonriéndome. Había esbozado esa sonrisa porque en el fondo sabía que yo no podría negarme. No sabía exactamente qué sentía por Bratt, pero algo me decía que no era amor. No me sentía como si lo fuera.

-Creía que entendías eso del espacio personal -Bromeé.

-Oh, venga, ¿qué piensas hacer? Es lunes y probablemente habías pensado quedarte el resto del día metida en casa.

-¿Qué hay de malo en eso? -Pregunté frunciendo el ceño.

-Pues -Empezó a decirme, posando esta vez sus manos en mis hombros - que es aburrido. 

-¿Perdón?

-Perdonada. Ven conmigo.

-Dime a dónde.

-A una fiesta en la playa. La organiza un amigo y quiero que conozcas a alguna gente que estará por allí.

-¿Quién hace una fiesta de playa en pleno noviembre? -Pregunté arrugando la nariz.

Cuando llegamos a la playa en la que se celebraba esa fiesta me arrepentí en seguida de haber aceptado la invitación de Bratt. Quería estar con él y quizás repetir el buen rato que habíamos tenido un día antes, pero había muchos adolescentes y mucho alcohol. Y eso desde nunca había sido una buena convinación. Habían hecho una pequeña hoguera en la arena a pesar de que eran las cuatro de la tarde y no había razón para encenderla. Había música que salía de dos grandes altavoces conectados a una mesa de mezclas que estaba siendo controlada por un chico joven de piel bronceada y gafas de sol.

Todo el mundo era mayor que yo, ya que Bratt me sacaba un año y se juntaba con gente aún más mayor que él. No me había parado a pensar que tal vez yo no encajaba en el ambiente corriente de Bratt. 

Let's be Unpredictable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora