Capítulo 93.

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Abrí los ojos poco a poco y sentí algunos mechones de pelo cosquilleando mis mejillas. Escuché una melodía relajante, lenta, como si estuviera en mi cabeza. Una secuencia de acordes graves pero dulces. Miré a través de mis pestañas para descubrir a Calum tocando la guitarra, de espaldas a mí, frente a su escritorio. Traté de no moverme ni delatarme porque sabía que si se daba cuenta de que me había despertado, dejaría de tocar.

Su voz sonó, acompañada de las notas nacidas en la punta de sus dedos.

I watch you sleeping quietly in my bed

You don’t know this now but there’s some things that need to be said

Paró de repente, se inclinó sobre la mesa y, acto seguido, volvió a tocar la misma secuencia de acordes y cantó algunas palabras sueltas que no formaban ninguna frase, pero que seguían sonando igual de bien. Después volvió a empezar, añadiendo una parte nueva.

It’s more than I can hear

It’s more than I can bear

Sonaba en total harmonía con la música, y creaba una atmósfera increíble sobre nosotros. Vacilaba en aquellas frases, como si no estuviese del todo seguro de ciertas expresiones, o del tono en el que estaba cantando, o de las palabras.

If you fall and hurt yourself, I will know how to fix you

And if you went and lost yourself, I would know where to find you

If I forgot who I am, will you please remind me?

Paró de golpe, y el sonido que fluía desde el instrumento se detuvo. Gruñó y miró un cuaderno que tenía entre las manos, se rascó la nuca y tiró levemente de su pelo. Suspiró. Me fijaba en cada gesto, cada sonido que salía de sus labios, cada movimiento inconsciente que hacía.

Me pregunté si estaba componiendo o simplemente aprendiendo a tocar esa canción. Fuera como fuese, los despertares eran mejores cuando te encontrabas con algo así. Pensé en lo difícil que me resultaría a mí componer una canción teniendo en cuenta que nunca sabía qué decir, y mucho menos a la hora de expresar mis sentimientos.

-Sonaba bien -hablé, abriendo más los ojos. Él se sobresaltó y, en un movimiento rápido, dejó la guitarra y se giró para mirarme.

-No mucho -contestó medio incómodo, rascando su nuca-. Llevo bastante tiempo sin componer nada bueno, pero… no sé. Todo lo que hago últimamente es basura.

-A mí no me ha parecido basura -dije muy sinceramente.

Él se quedó en silencio, mirándome de una forma extraña, curvando las comisuras de sus labios arriba y abajo, vacilantes.

-Habla de ti -habló al fin, esbozando una media sonrisa-. Y de mí.

Sonreí débilmente y él se acercó a mí un poco más, con mi mirada pegada a él en todo momento.

-A veces me dan ganas de dejar todo esto de la música a un lado -dijo, enredando sus dedos entre los míos-, pero siempre acaban yéndose. Supongo que tú lo entenderás.

Fruncí el ceño.

-Con la pintura, quiero decir -dijo haciendo que su comisura derecha se hundiese-. Supongo que a ti te pasa lo mismo.

-Yo… -empecé a decir, recordando una vez más lo que pasó en el desván, los cristales rotos, la tempera, junto a mi sangre, salpicando el suelo, después de ver cómo el camión de la ambulancia se llevaba a May Belle… a su cuerpo- He dejado de pintar.

Let's be Unpredictable.Where stories live. Discover now