Capítulo 38.

1.1K 54 16
                                    

-¿Por qué has hecho eso? –Exclamé, dándole un puñetazo en el hombro lo más fuerte que pude.

-Hacer, ¿qué? –Preguntó Calum frunciendo el ceño. Mis ojos se iban acostumbrando a la oscuridad y era capaz de ver su rostro, estábamos a apenas diez centímetros y sentía mis mejillas arder de rabia.

-¡Separarme de ella! –Grité más fuerte.

-¿Acaso quieres que te expulsen? -Dijo, levantando el tono mientras colocaba sus manos sobre mis hombros. Después bajó la voz un poco - ¿De qué iba eso que ha dicho Kate sobre tu padre?

-¡Eso no es asunto tuyo! –Volví a gritar, esta vez intentando controlar mi tono de voz mientras le cogía por las muñecas para apartarle de mí - ¡Yo no soy asunto tuyo! ¿Y qué más te da si me expulsan o no? Me da igual si Kate es tu novia y quieres protegerla o lo que sea, ¡me da igual! ¡Estaba haciendo lo que siempre había querido hacer y tú lo has arruinado todo!

-¡Lo único que estabas haciendo es meterte en problemas! –Exclamó, mirándome incrédulo - ¿Crees que pelearte con Kate te hace algún bien?

-¿Lo dices por mí o por ella? ¿No quieres que tu chica salga herida de todo esto, no?

-¿Qué? ¡Kate no...!

-¡No intentes defenderla! No lo hagas, Calum, porque no sabes ni la mitad de lo que sé yo. De ella y de lo que hace. ¡No sabes nada! Puedes follártela todas las veces que quieras y nunca sabrás la verdad porque es lo que hace, te oculta todo para que sigas a su lado, pero, ¿sabes? Estoy harta. Kate es una zorra y una controladora, pero tú estás demasiado ocupado tirándotela, ¿eh? Puedes hacer lo que quieras, pero yo también puedo. ¡Y no tienes derecho a…!

-Eh –Me cortó, levantando las manos delante de mí en un gesto de tranquilidad. Me callé, todavía con los oídos palpitándome y el rostro ardiendo. Cogí aire y lo solté en pequeños intervalos. Intenté abrir los puños que mis manos habían formado, pero conseguía contener mi rabia de esa forma y no era buena idea dejarla fluir –. No pasa nada entre Kate y yo.

Exploté.

-¡Oh, vamos! ¿Esperas que me lo crea? ¡La tienes a tus pies! No finjas que no has pensado en tirártela si aún no lo has hecho, Calum. La has besado, tú mismo lo dijiste, y habéis tenido citas. ¡Te crees que soy estúpida, pero sé más de lo que piensas! ¡Y no creo que te importe, pero...!

Observé cómo Calum se abalanzaba sobre mí y sentí el momento en el que nuestros labios se encontraron.

Se encontraron de la misma forma en que un bote salvavidas encuentra a su náufrago, de la misma manera en que el sol se encuentra con la luna al amanecer o nosotros mismos encontramos en el momento más inesperado los recuerdos que creíamos enterrados.

Sus labios eran suaves y dulces. El olor de Calum me inundó, olía a una mezcla entre hierbabuena y sal. Y supuse que, tal vez, el mío le inundó a él. Porque nos estábamos fundiendo el uno en el otro.

No me di cuenta de cuántas ganas tenía de besarlo hasta que me encontré a mí misma devolviéndole el beso con la misma pasión que él había puesto. Puede que incluso más. Y es que toda la rabia que había sentido hacía apenas unos segundos se disipaba rápidamente mientras él aumentaba la intensidad del beso.

Pasó una de sus manos por detrás de mi cuello y me juntó incluso más a él, a lo que yo no puse resistencia en absoluto. Me daba miedo que Calum descubriera que, en momentos así, podía hacer lo que quisiese conmigo, que no podía resistirme a él. Pero Calum siempre se daba cuenta de todo.

Se separó un poco de mí, todavía con la mano en mi cuello y me miró a los ojos mientras nuestras respiraciones agitadas se juntaban en el minúsculo espacio que nos separaba.

Let's be Unpredictable.Where stories live. Discover now