Capítulo 19.

1.3K 53 5
                                    

Volvimos en silencio al corro en el que todos nos esperaban impacientes y nos sentamos cada uno en nuestro sitio. Cuando me coloqué al lado de May Belle, ella me interrogó con la mirada y yo sólo hice como si no lo hubiera notado. No quería mentirle a ella, que era la única que parecía estar de mi lado, en una tontería como esa, pero ahora Bel se estaba llevando bien con Sam y Sam conocía a todo el mundo. Si ella le contaba que en realidad Calum y yo no habíamos hecho nada, todos acabarían sabiéndolo y prefería contar una pequeña mentira a soportar más burlas de las necesarias.

-¿Y bien? –Preguntó alguien cuando Sam se sentó en su sitio.

-Cuando he llegado estaban dándole al tema –Informó Sam, haciendo que mis mejillas ardieran y que Calum, viéndolo yo desde la distancia y por el rabillo del ojo, agachara la cabeza esbozando una pequeña y tímida sonrisa. Entonces empecé a sentir chispas de tranquilidad en el estómago y, por algún motivo, las comisuras de mis labios se empeñaban en esbozar una sonrisa que yo me esforzaba por ocultar.

Pero ese sentimiento desapareció cuando recordé algo de suma importancia:

Kate.

La miré y después me arrepentí de haberlo hecho. Ella me miraba furiosa, con el ceño y los labios fruncidos, su cara formando una mueca muy típica en ella. Esta era la Kate de la que sí debía tener miedo. Estaba muy enfadada y, en vez de disculparme con la mirada, lo único que hice fue sonreírla y volver la vista hacia el chico que estaba pensando si elegir prueba o verdad.

Sabía que ese gesto mío le había sacado de quicio, pero me daba igual. Por alguna razón, en ese momento no me importaba lo que Kate pensara. Aunque sabía que después me arrepentiría de mis actos demasiado tarde… Como siempre.

Poco a poco, mientras la noche avanzaba, la gente se iba retirando a sus tiendas de campaña y, en su momento, Bel y yo decidimos también ir a descansar. Esta vez pensaba hacer todo lo posible para dormir bien; eso era lo mejor si no quería estar agotada al día siguiente.

Mañana tendría que empezar a simpatizar con Kate y todavía no estaba preparada para tal cosa. Estar con Kate suponía para mí uno de los peores sufrimientos que podía imaginar, y mucho más si la noche anterior me había no-besado con el chico por el que ella estaba colada.

Estúpida, estúpida, estúpida.

-Día tres superado –Dijo Bel metiéndose en su saco de dormir después de acomodar su almohada-cojín.

-Sólo quedan doce –Dije yo, imitando el mismo patrón que habíamos seguido la primera noche que dormimos aquí.

-¡Podemos con esto! –Exclamó energéticamente. ¿Cómo podía estar siempre tan alegre y animada? No era natural que una persona fuera tan… como era ella. La naturaleza de Bel no era como la naturaleza de un ser humano normal, ella era rara. Pero eso hacía que ser su amiga me hiciera sentir extrañamente diferente, ser su amiga me hacía sentir, de alguna manera, especial. Aunque no sabía cómo explicarlo en palabras lo suficientemente correctas como para que tú, querido lector, entendieras cómo era tener una amiga así.

-No podremos si no te duermes –Dije, cerrando los ojos con la cabeza contra mi cojín color azul mar, tan suave como me imaginaba que serían las nubes al tacto.

-Eres tú la que te vas por ahí a hablar con búhos a las tres de la mañana –Respondió ella, sonriendo.

-Los búhos no hablan –Le informé.

-Buenas noches, Chloe –Dijo riéndose mientras apagaba el farolillo, que tenía todavía una tenue llama que alumbraba la pequeña pero ahora familiar tienda de campaña.

Let's be Unpredictable.Where stories live. Discover now