Capítulo 63.

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-Dame diez minutos para vestirme y podrás besarme todo lo que quieras.

-No voy a esperar más -Dijo, levantándose de la cama.

Tuve la esperanza de que se hubiera ido, pero no era así. Saqué la cabeza de debajo de las sábanas para buscarle con la mirada y, en ese momento, se tiró encima mía y comenzó a quitar las sábanas que me cubrían para proceder con las cosquillas. Un chillido salió de golpe desde mi garganta.

-No, no, no -Grité mientras sus dedos se movían raudos hacia mis costillas -. Eso no. Por favor. Todo menos cosquillas.

Él siguió sin hacer caso a mis súplicas y yo sólo me sentía agotada y con ganas de darle un puñetazo en la nariz. Se colocó con ambas piernas a los lados de mi cuerpo y siguió haciéndome cosquillas. No era capaz de soportarlo.

Reía como loca y le contagiaba la risa a él. Cuanto más me reía más cosquillas tenía, o más intensas hacía que fueran él.

-Calum -Grité entre carcajada y carcajada -. Lo digo en serio. Para.

Sorprendentemente, me hizo caso. Me miró desde arriba con una sonrisa mientras yo descansaba y sentía mi estómago y pulmones arder casi tan intensamente como el dolor en mi mandíbula. Mi respiración era agitada y no me sentía capaz de controlarla de nuevo.

Antes de que recobrara el aliento siquiera, Calum se inclinó y tapó mis labios con los suyos. Pasó su mano por detrás de mi cuello y acarició mi nuca suavemente.

Está bien.

No estaba nada mal despertarse así.

-Buenos días -Me dijo cuando se separó de mí.

-Ahora sí -Contesté.

Él rió y enterró su cabeza en mi cuello, el cual recibía pequeños mordiscos acompañados de besos que hacían que sintiera la piel entumecida de una forma agradable. Jugueteé con su pelo suavemente mientras él seguía a lo suyo.

-He venido a decirte algo -Susurró contra la piel de mi clavícula-, pero ya ni siquiera me acuerdo.

Volvió a besar mis labios e hizo que nuestras lenguas se acompasaran, jugando lentamente. Si mis pulsaciones se habían acelerado después del ataque de cosquillas, ésto era la gota que colmaba el vaso.

Cuando se separó de mí, apoyé mis manos en la parte baja de su espalda y le devolví la mirada que él había decidido clavar en mis ojos marrones.

-¿Estás libre el lunes? -Me preguntó.

-Tengo que darle clases de física a un pardillo -Bromeé, aunque recordándole que las clases seguían en pie en el caso de que se le hubiera olvidado.

-Muy graciosa -Ironizó -. Podemos cancelar eso.

-Podemos.

-Entonces, ¿qué? ¿Estás libre o no el lunes?

-Bueno, tendré que consultar mi agenda, ya sabes, como tantísima gente hace cola para salir por ahí conmigo...Pero tranquilo, te pondré en la lista.

-Con un simple sí habría bastado.

-Soy tuya el lunes.

Y el martes, y el miércoles, y el jueves, y el viernes...

-Genial, pasaré a las siete a buscarte -Informó y sonreí en modo de afirmación -. No te pongas guapa.

Estaba a punto de contestarle que lo haría cuando me di cuenta de que le había escuchado mal. Había dicho que no me pusiera guapa.

Let's be Unpredictable.Where stories live. Discover now