Capítulo 64.

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Tres clases: Literatura universal, física y matemáticas. Y hora libre.

Odiaba la hora libre y sospechaba que era la única en el instituto. Fui a la biblioteca y me quedé allí hasta que volvió a tocar la campana que nos indicaba que debíamos volver a nuestras aulas. No me gustaba la gente de mi instituto y mucho menos el ruido que hacían.

Me sentía fuera de lugar estuviese donde estuviese, pero ellos hacían que me sintiera aún más diferente de lo que siquiera era. Como si hubiese algo malo en mí. 

Y no quería sentirme así justamente hoy.

No quería pensar en la conversación con Kate ni en nada que tuviese que ver con romperme la maldita cabeza, así que elegí un libro de la gran hilera de volúmenes que poseía nuestra biblioteca y me senté en silencio a leer. 

Lo mejor sobre la lectura era que podías ser otra persona, vivir otra vida, ser alguien muy diferente y vivir aventuras en primera persona. No tenía por qué preocuparme de la realidad o de qué iba a hacer con mi vida o de cómo era y cómo quería ser.

Cuando leía, yo era la protagonista que salvaba el mundo, que se enamoraba de la persona indicada, que apenas cometía errores. La chica que sabía afrontar sus problemas, que sabía luchar y defenderse a sí misma. 

Unas simples páginas me hacían sentir la valentía de la que carecía fuera de la tinta y el papel.

Lo único malo era que la campana siempre acababa tocando y el libro acababa cerrándose y yo acababa dándome de bruces contra la realidad. Y volvía a ser la misma chica pequeña y débil, la cobarde, la que guardaba un secreto que cualquier día iba a hacerla explotar. La que nunca sabía qué decir, la que siempre se ponía nerviosa, la que aguantaba risas de todo el mundo, la que nunca era suficiente ni para ella misma. 

La que por más que se esforzaba, siempre acababa jodiéndolo todo.

-¿Dónde te has metido? -Preguntó Calum en mi oído mientras caminaba por el pasillo. Le miré por un segundo antes de volver a fijar la mirada al frente para evitar chocarme con nadie. 

-Estaba en la biblioteca -Contesté.

-Debería haber mirado allí también -Dijo, más para él mismo que para mí.

-¿Me has estado buscando? -Pregunté confusa.

-Sí -Contestó.

-¿Pasa algo? -Empecé a preocuparme.

-No -Se encogió de hombros mientras se colocaba a mi lado en las escaleras -. Sólo quería estar contigo.

-Oh -Contesté. No sabía qué más decir -. ¿Sigue en pie lo de ésta tarde?

-Sí, ¿por qué? Si tú quieres, claro.

-Sí, sí -Sonreí -. Sólo... Da igual.

Cuando llegamos a clase la profesora aún no había llegado. 

-Así que examen de física la semana que viene -Dijo mientras se apoyaba en el marco de la puerta. Yo me puse justo delante de él, manteniendo distancias intencionadamente -. Estoy deseando retomar las clases.

Esbozó una media sonrisa y yo no pude contenerme de sonreír tambien. Los dos sabíamos a qué se refería.

-Eso no volverá a pasar -Declaré mientras mis mejillas se teñían de rosa. 

-Habla por ti -Dijo antes de soltar una pequeña risa divertida. 

Antes de que pudiese siquiera pensar en qué contestar, él estiró sus brazos hasta mí y agarró con sus manos mis caderas para después atraerme hacia su cuerpo y juntar sus labios con los míos. 

Let's be Unpredictable.Where stories live. Discover now