Capítulo 69.

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La vibración del móvil en el bolsillo trasero mi pantalón me sacó de mis pensamientos repentinamente. Miré a Calum, disculpándome con la mirada por la –segunda– interrupción y saqué el teléfono para descolgarlo después de ver el nombre de Luke en la pantalla.

Iba a acabar harta de esas cuatro jodidas letras.

-Luke, ¿por qué no vas a molestar a tu...? -Empecé a decir medio enfadada. Pero él me interrumpió antes de que pudiera siquiera enfadarme del todo.

-¿Sigues con Alterahormonas? -Gritó en mi oído. Alejé el teléfono de mi cara bruscamente y con el ceño fruncido. Calum me miró extrañado.

Pero...

-¿Cómo sabes que estoy con él? -Salté del sofá y caminé arriba y abajo en la sala con la mirada de Calum, ahora más atenta, sobre mí.

-Porque la única persona por la que no querrías hablar conmigo es él -Dijo con cierto desdén.

-Te prometo que después te llamo -Dije decidida a cumplir mi palabra.

-Está bien –Contestó resignado-. Ya deberías estar en casa, por cierto.

-No eres mi padre –Le recordé, poniendo los ojos en blanco.

-¡Me da igual! –Exclamó de nuevo. Arrugué la frente. Gilipollas.

-Igualmente ya me iba, no tienes que preocuparte de nada, rubio de mierda –Le informé con cierto retintín en mis palabras.

Levanté la mirada, que estaba pegada en la punta de mis pies, para centrarla en Calum y su ceño fruncido. Detrás de él, por la ventana gigante, se veía cómo el cielo se volvía cada vez más y más oscuro. Casi negro. Y la luna no aparecía por ninguna parte.

-Más te vale –Dijo antes de colgar.

Miré la pantalla del teléfono para informarme de la hora que era y no pude evitar soltar una exclamación al leer 11:34 PM en la parte superior de la pantalla. Era tardísimo, ¿a qué hora habíamos llegado allí siquiera?

-¿Quién era? –Preguntó Calum, levantándose del sillón al ver que yo no volvía a colocarme a su lado.

-El mismo gilipollas de antes –Respondí-. Oye, tengo que irme. No puedo estar fuera pasadas las doce y estamos lejos de mi casa.

-Claro –Aceptó él aunque con cierto pesar en su expresión. Yo tampoco quería separarme de él.

¡Menuda ironía! pensé Antes quería estar lo más lejos posible de él y ahora quiero quedarme todo el tiempo que sea posible a su lado.

-Te acompañaré a tu casa, Cenicienta –Bromeó endureciendo su postura y alzando los hombros en un intento fallido de parecer más viril.

-Será un honor poder disfrutar de tu compañía hasta que lleguemos a mi humilde morada –Dije en su mismo tono, quizás un poco más exagerado.

-Tampoco te pases –Me cortó el rollo. Borré la sonrisa de mi rostro para reemplazarla por unos ojos entornados y unos labios fruncidos. Mirada fulminante.

-Imbécil –Le insulté dándole un ligero puñetazo en el hombro.

Cuando salimos, el frío de la calle nos sorprendió a ambos de la misma forma. El viento no era muy fuerte, pero parecía venir cargado con cuchillas de hielo que me hacían desear quedarme dentro del edificio hasta el día siguiente. Iba vestida con un jersey, pero era demasiado fino como para evitar que la brisa gélida traspasara la tela. Miré a Calum para comprobar si él sentía la mitad de frío que yo y le descubrí mirando al cielo y abrazándose a sí mismo. Después de unos instantes bajó la cabeza lentamente y me miró.

Let's be Unpredictable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora