Capítulo 4.

1.5K 59 5
                                    

Sonaba Bruno Mars mientras dibujaba la orquídea que la profesora nos había mandado hacer con temperas mientras hablaba con Calum sobre su experiencia pintando y esas cosas. No quería que él estuviese en mi misma clase de dibujo simplemente porque cuando él estaba delante yo me sentía increíblemente pequeña. Me intimidaba tanto que ni si quiera quería mirarle. Pero aún así, algo me hacía querer saber cosas sobre él. 

Cuando terminó la clase me di cuenta de algo que me hizo tremendamente feliz: Era viernes por fin

Pero el fin de semana pasó volando y sin siquiera darme cuenta ya estaba montada en el autobús de camino al monte Breinware con el resto de mis compañeros de clase. Tenía la música puesta a todo volumen mientras miraba por la ventana y contaba los coches verdes que veía. Ya eran siete cuando solo llevábamos una hora de viaje.

Iba sentada en la mitad del autobús, sola, mientras que Kate y sus amigos gritaban y se reían en la parte de atrás. Calum se había sentado con un chico cuyo nombre no recordaba en los asientos que estaban justo a mi lado. Dudaba que se hubieran dado cuenta de mi existencia. El entrenador iba paseándose de vez en cuando para ver si íbamos bien o si alguien tenía ganas de vomitar. Tim, un niño regordete que nunca prestaba atención en clase, vomitó un total de cinco veces en todo el viaje.

Mientras todos iban cantando canciones de carretera típicas, yo intentaba dormir al ritmo de Nickelback, Far Away. Era mi canción favorita de todas las que tenían y siempre me ponía de buen humor. Conseguí dormir durante la última hora que quedaba de viaje, acurrucada contra la ventana y usando mi abrigo como manta. En realidad me gustaba hacer viajes largos de carretera, estar sentada durante horas escuchando música, viendo paisajes preciosos que nunca antes había visto.

-¡Chicos! Ya estamos aquí, coged todas vuestras cosas y cuidad que no se os olvide nada -dijo el entrenador energéticamente. Estaba cien por cien segura de que a él le hacía más ilusión aquella excrusión que a cualquiera de nosotros.

Cuando todo el mundo hubo salido del autobús empezamos a caminar a orden del entrenador. Era todo naturaleza y eso me encantaba, aunque la idea de dormir en el suelo no era muy tentadora. En unos quince minutos llegamos a un claro en el que había una cabaña hecha de madera. No era muy grande, tenía unas cuantas ventanas alrededor y un par de bancos a los lados.

Un chico que parecía de unos veinte años estaba saliendo. Llevaba una camiseta negra con una chaqueta gorda encima de color verde. Su pelo era castaño y algunos rizos caían sobre su frente de forma natural. Cuando nos vio, saludó al entrenador sonriendo. Suponía que él sería ese guía del que hablaban en la circular. Estar en mitad de ninguna parte se hacía más fácil si tenías un instructor así.

-Hola, chicos -dijo cuando nos acercamos a él. Yo iba sola, con un auricular todavía puesto. Los demás iban en grupitos de dos, tres o cinco, como era el caso de Kate -, ¿qué tal estáis?

Todos dijeron ''bien'' o ''mal'' a la vez, aunque solo se escuchó un barullo colectivo. El instructor sonrió y nos dijo que le siguiéramos. Nos adentramos, no mucho, en el bosque a unos diez minutos de la casita de madera mientras que el chico nos contaba algunas cosas sobre él.

-Bueno, me llamo Zack, y voy a ser vuestro instructor -habló, haciendo unas comillas en el aire al decir esa última palabra -, durante estas semanas. Más bien seré monitor, o algo así. No sé. Vais a dormir en tiendas de campaña, por si aún no lo sabíais. En cada tienda caben como máximo tres personas, así que podéis ir buscando a vuestros nuevos compañeros de habitación.

Mierda, pensé. 

Yo no tenía con quién compartir la tienda de campaña. Veía a todo el mundo hablando con sus amigos y decidiendo cómo se iban a repartir mientras que yo estaba sola. Aquello era lo que menos me gustaba, sin duda, de las excursiones. Siempre me quedaba sola hasta que el profesor me asignaba a cualquier otra persona que se hubiera quedado sin pareja. 

Let's be Unpredictable.Where stories live. Discover now