Capítulo 89.

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Todo era silencio después de las palabras de mi madre. Tal vez ellos estaban esperando a que yo dijera algo al respecto, tal vez yo estaba esperando a que cualquier otro hablara, pero mientras tanto nadie dijo una palabra. Tal vez simplemente me daba igual. Sentí mis hombros más pesados y la presión sobre mi pecho más cargada. Todo parecía detenido en el tiempo, y todos estaban pendientes de mí, algo que me disgustaba.

–Vale –acabé diciendo, con un tono de voz más bajo del que pretendía usar, simplemente para aniquilar el silencio y la tensión que se había apoderado del salón.

La mano de Calum había agarrado la mía, primero con delicadeza y después fuertemente, como si temiera que me quedara sin fuerzas y esperase, de esa forma, poder ayudar a que me recompusiera. Yo intenté mostrarme fuerte solo porque no quería que se preocuparan por mí, en especial mis padres.

Sentí mi vista desenfocándose en un punto perdido mientras las voces de mis padres y la de Luke sonaban en el fondo de mi cabeza, como un eco molesto zumbando por detrás de la voz de mis pensamientos.

Una semana.

¿De verdad estaba pasando todo aquello? Un funeral, su cuerpo frío y pálido, ropa negra, condolencias, palabras en su memoria, lágrimas... No podía hacerlo, y mucho menos ver a sus padres; su madre llorando cabizbaja, su padre con la mirada perdida, ella dentro de un ataúd que acabaría bajo tierra.

–Chloe –susurró Calum detrás de mí. Volví en mí para descubrir a mis padres diciéndome algo, a Luke más cerca de mí, y todo un poco más alborotado. Ni siquiera me fijaba en qué estaban diciendo.

–Estoy bien –dije, forzando mi voz para que sonase normal y acallando las de los demás al instante.

No esperé a que nadie dijera nada para comenzar a andar. Mantuve el contacto con la mano de Calum, mis dedos pasando por su muñeca, después la palma, los dedos y sus yemas… Y le solté. Pasé al lado de mis padres, sentí las ganas de mi madre de moverse hacia mí y detenerme, vi cómo mi padre sujetaba su brazo para que no lo hiciera, algo que agradecí mentalmente. Y Luke… estaba ahí pasmado, mirándome con cautela pero sin alejar sus pupilas un solo momento de mi rostro, sus puños cerrados con fuerza a ambos lados de su cuerpo.

Subí el primer peldaño y sentí todo mi cuerpo cansado, como si simplemente elevar el pie me hubiese supuesto el mayor esfuerzo del mundo. Cerré los ojos con fuerza antes de seguir. Me obligué a permanecer firme y aguantar a mi propio cuerpo un poco más, pero sentía que yo misma era un peso muerto, como si mi cabeza y pensamientos fuesen lo único sosteniendo una estructura de huesos y músculos.

Iba por la mitad de la escalera cuando volví a escucharles hablar. Mi madre le decía algo a mi padre y él trataba de consolarle, o eso parecía por el tono de su voz. Calum le decía algo a Luke, su voz tensa, aunque no me interesé por descubrir qué era. Sentí que las palabras se confundían en mi cabeza. Y las voces. Y los sentimientos.

Llegué a la primera planta, pasé de largo mi habitación y seguí subiendo escaleras hasta llegar al desván y, una vez allí, cerré la puerta detrás de mí y paseé la mirada por el cuarto. Ya no había cristales rotos ni sangre. Estaba limpio, ordenado.

Me quedé de pie al lado de la entrada, sin saber muy bien qué hacer, mirando la habitación delante de mí pero sin ver nada realmente. Nada. Y empecé a pensar sin siquiera molestarme en tratar de detener a mi cabeza.

¿Pensaba que la odiaba? ¿Que no me importaba? ¿Cuánto tiempo llevaba pensando en eso? ¿Cuáles eran las razones exactas? ¿Fue mi culpa? ¿Podía haber hecho algo al respecto? ¿Podía haberla salvado? ¿Se hacía ella una minúscula idea de la cantidad de personas que acabarían afectadas por su… muerte?

Let's be Unpredictable.Where stories live. Discover now