Capítulo 75.

616 60 10
                                    

Miré el móvil por enésima vez. Rasqué mi nuca y después apoyé la cabeza sobre mis manos. Llamar o no llamar.

Llama.

No llames.

Llamar es lo mejor.

No seas tan estúpida.

Pero tenía que llamar y hablar con él.

¿Y por qué no podía llamar él?

Seguía diciéndome lo mismo una y otra vez, poniéndome excusas a mí misma y, después, pensando en otras escusas para las primeras excusas. Y permanecía en mi habitación, mirando al teléfono, intentando decidirme entre hacer una cosa u otra.

Pero al final nunca decidía nada.

Gruñí, cogí el teléfono de una vez por todas y me dispuse a buscar su nombre en la lista de contactos cuando la pantalla se iluminó para mostrar un número desconocido. Lo llevé a mi oreja después de descolgar la llamada.

-¿Quién es? –pregunté.

-¿Hasta has borrado mi número de tu lista? –la voz de Kate sonó más irritante de lo normal. Y eso era muy, muy, muy irritante- Soy Katie.

-¿Qué quieres? –dije cortante.

-Hablar un poco –contestó después de soltar una pequeña risa.

-¿De dónde has sacado mi número? –pregunté.

-Calum me lo ha dado.

Era mentira, lo sabía perfectamente. Podía estar todo lo enfadada con Calum que pudiese, pero a pesar de todo sabía que no lo haría. No era tan capullo.

-Claro –dije poniendo los ojos en blanco, después repetí mi anterior pregunta-. ¿Qué quieres?

-Darte las gracias.

Fruncí el ceño. Un nudo se formó en mi garganta en menos de un segundo.

-¿Por qué? –contesté con la voz firme.

-Porque sin darte cuenta nos has acercado aún más a Calum y a mí.

Había maldad en su voz. Empezaba a pensar que solo estaba detrás de él para molestarme a mí, para tener otra cosa más con la que joderme y por la que odiarme. No quería entrar en su juego de nuevo pero estaba cansada de aguantármelo. Si seguía así, las escenas como la que habíamos vivido en la cafetería se repetirían una y otra vez, no había duda; tenía demasiadas cosas que decir.

-Para ser australiano besa bien –soltó.

Abrí los ojos mucho, apreté el teléfono con todas mis fuerzas, me senté en la cama e intenté no perder la calma. Kate nunca decía la verdad, ¿por qué iba a ser diferente ahora? No podía creerla. Y no podía ni mucho menos dejar que ella se saliese con la suya, porque aquello era lo único que quería: sacarme de quicio.

-Ya lo sé –contesté.

Ella se quedó en silencio.

-¿Ya lo sé? ¿Nada más? –dijo al fin. Yo sonreí.

-¿Qué quieres que te diga? ¿’’Enhorabuena, Kate, por conseguir que Calum te bese por pena’’?

-¿Perdón? –dijo ella antes de soltar una risa demasiado forzada. No parecía tan segura como hacía unos minutos y eso me gustaba, para qué mentir, pero había algo en su voz que seguía poniéndome los pelos de punta- ¿Quieres saber qué hacía Calum por pena?

-Adelante –dije mientras me tumbaba en la cama y ponía los ojos en blanco.

-En un principio, acercarse a ti –empezó a hablar-. Hablar contigo, hacerte compañía, estar contigo cuando te quedaste completamente sola… ¿Por qué te crees que lo hacía?

Let's be Unpredictable.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora