Capítulo 88.

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Cuando desperté me encontraba de cara a la pared, con el brazo de Calum colocado sobre mí y sus pies enredados con los míos. Me extrañó pensar que ahí era donde tenía que estar en lugar de sentir que estaba haciendo algo malo. De alguna forma sabía que mi cuerpo necesitaba el suyo, que el suyo necesitaba al mío, y que no teníamos ninguna objeción al respecto. Y me gustaba sentirlo así.

Me moví con cuidado bajo su brazo, intentando no despertarle. Fracasé en el intento.

-Hey -dijo con la voz medio ronca. Me mordí el labio inferior mientras él se movía, dándome de nuevo la libertad de movimiento que necesitaba para girar sobre mí misma y posicionarme cara a cara con él.

-No quería despertarte -susurré, mirando sus ojos.

-Estaba despierto.

-¿Desde cuándo? -fruncí el ceño.

-Hace un rato -se encogió de hombros y me dedicó una sonrisa entrañable que despertó a las hormigas responsables del irritante cosquilleo en mi estómago.

-¿Por qué no me has despertado?

Se encogió de hombros.

-Estabas cansada.

Me quedé en silencio, mirando sus labios mientras él miraba mis ojos, trasladando la vista a sus ojos mientras él los movía a mis labios. Así hasta que él decidió tomar la iniciativa de salir de la cama. Si por mí hubiera sido, nos habríamos pasado el día de esa forma.

No quería acordarme de todo tan pronto, no quería tener que hablar, que andar… No quería hacer nada. No quería volver a sentirme de la misma forma a pesar de que sabía que no iba a poder evitarlo. Evitar la realidad era mucho peor que afrontarla, sí, pero dolía menos.

Solo quería quedarme allí, junto a Calum. Sentir su piel contra la mía, contar las respiraciones que tomaba hasta que perdía la cuenta, observarle mientras sus párpados estaban relajados el uno contra el otro, su boca medio abierta y su pelo revuelto, verle soñar a mi lado… Quería pensar en él y nada más.

Pero, mientras terminaba de despertarme, mi cerebro parecía volver a ponerse en marcha, volvía a recordar todo lo que había pasado, todas las palabras que se habían quedado atoradas en mi garganta, las que ella nunca había podido escuchar. Volvía a ver su rostro en mi mente, escuchar su voz hasta que se disipaba para después volver más fuerte. Y sentía un dolor en el pecho que no se iba nunca.

Volví a cerrar los ojos de nuevo mientras Calum hurgaba en su armario con calma y esperé poder volver a dormir tranquilamente. Pero Calum no iba a dejar que me saliese con la mía, a mi pesar.

-¿Vas a estar en la cama todo el día?

Eso estaría bien, pensé.

-Tenemos muchas cosas de las que hablar -volvió a hablar y su voz esta vez sonó más cerca.

Volví a ignorarle.

Sabía que las cosas no estaban zanjadas después de la pequeña conversación de la noche anterior, pero necesitaba seguir durmiendo, ser ajena a todo lo que estaba pasando. Y él no iba a dejarme permanecer en la cama ni aunque se lo pidiera de rodillas, aunque en parte sabía que tenía razón. Había muchas cosas de las que debíamos hablar.

Sentí el colchón hundirse a mi derecha y, acto seguido, las yemas de sus dedos rozando mi frente, apartando un mechón de pelo de mi rostro para colocarlo con cuidado detrás de mi oreja.

-Sé que me estás escuchando -susurró.

Se quedó callado durante unos instantes que parecieron gloriosos, pero entonces sentí todo su cuerpo junto a mí y sus brazos rodeándome, al igual que sus piernas. Volví a gruñir mientras él me apretaba más y más contra sí. Tenerle tan cerca era algo que no me habría molestado en absoluto de no ser por la necesidad que tenía de dormir.

Let's be Unpredictable.Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin