Séptimo año: Navidad Parte 1

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En un miserable giro del destino, la luna llena de diciembre de 1977 cayó el día de Navidad. Todos los merodeadores acordaron quedarse en Hogwarts mientras duraba, con un plan para viajar de regreso donde los Potter's el Boxing Day. Lily les hizo prometer a todos que se encontrarían lo antes posible en el Callejón Diagon,

-Es el único lugar donde mis padres me dejarán ir sola-, le explicó a Remus, -Yo también quería ir con los Potter, pero son protectores y aún no conocen a James-.

-¿Por qué no invitas a James a la tuya?- Sugirió Remus. Lily se mordió el labio y se encogió de hombros.

-Es un poco complicado. Quizás para las vacaciones de Pascua -.

Fue una Navidad triste, de verdad. James extrañaba a Lily, Peter obviamente deseaba estar en casa, no atrapado en la escuela, Sirius estaba ansioso y nervioso cada vez que él y Remus estaban en la misma habitación con alguien más, y el propio Remus estaba de mal humor e irritable, esperando que la luna se apodere.

Tampoco hicieron nada muy navideño, aparte de ir a almorzar con los otros estudiantes que se habían quedado. Le habían prometido a la señora Potter que no intercambiaría regalos hasta que pudieran estar todos juntos.

-Me siento fatal-. Remus suspiró, mientras se enrollaba su bufanda alrededor de su cuello, listo para comenzar a dirigirse hacia la cabaña antes que sus amigos. -Ustedes deberían estar en casa. Podría haberme quedado solo o haber usado tu ático de nuevo, Prongs.

-No seas tonto-, James negó con la cabeza con valentía, -sé lo mal que te sientes en el ático, atado así. La choza es el mejor lugar, al menos todos podemos correr un poco -.

Y tenía razón, por supuesto. Todos necesitaban una buena carrera, y por la mañana, Remus se despertó y miró los rostros rosados ​​y sonrientes de su amigo, y supo que todos se sentían mucho mejor por eso.

No podían irse de inmediato, por supuesto, Madame Pomfrey no lo permitiría. A Remus le recetaron su habitual mañana de sueño, y esperaba que los otros merodeadores hubieran aprovechado la oportunidad para hacer lo mismo.

Cuando se despertó en la enfermería, Sirius estaba sentado en la silla junto a él, sonriendo, dos maletas a sus pies.

-¡Listo cuando tu lo estés!- Dijo alegremente, y Remus sintió una punzada de culpa de nuevo. Sirius necesitaba llegar a casa de los Potter tanto como James.

-¿Has empacado para mí?- Remus se sentó, parpadeando, -Caray-.

-Por supuesto que no,- Sirius bufó, -Prongs lo hizo. Sin embargo, me aseguré de que tuviera el libro en tu mesita de noche -.

Remus abrió la boca para hablar, pero Sirius levantó una mano, - Y lo que está debajo de tu almohada. No te preocupes, Moony, nada se me escapa -.

-Saludos-, sonrió Remus. -Déjame vestirme, entonces ...-

-¿Seguro que estarás bien para el flú?- Preguntó Sirius, mientras Remus salía de la cama, sus pies descalzos aterrizaban en las frías losas. Se sintió un poco débil y mareado, pero no peor de lo habitual. El asintió,

-Si. Aparecí una vez después de la luna llena, ¿recuerdas?

-Okay. Pero deberías decir, si no te sientes capaz -.

-Si podre. Me pasas mis jeans, ¿quieres?

Sirius obedeció. Remus se vistió, lentamente, revisando su cuerpo con cada estiramiento y giro, asegurándose de que todo estuviera funcionando como debía. Estaba hambriento, pero estaba dispuesto a esperar a que la Sra. Potter cocinara. -¿Donde están los otros?- Preguntó Remus, inclinándose ahora para atarse los cordones de los zapatos.

All the young dudes (traducida)Where stories live. Discover now