La guerra: otoño de 1981

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Me encantaron las palabras que me escribiste

Pero eso fue maldito ayer.

No puedo sobrevivir con lo que envías

Cada vez que necesites un amigo.

Vi dos estrellas fugaces anoche

Les deseaba, pero eran solo satélites

¿Está mal pedir deseos al hardware espacial?

Deseo, deseo, deseo que te importe.

No quiero cambiar el mundo

No estoy buscando una nueva inglaterra

Solo busco a otra chica.

Nadie sabía quién había matado a los McKinnon y nadie sabía por qué. Había teorías, por supuesto; el más lógico es que con Danny y Marlene en la Orden, eran simplemente un objetivo obvio. Algunas personas se preguntaron si era por la conexión de Marlene con James y Lily, porque ella había sanado a James. Otros pensaron que había hecho demasiado escándalo por los derechos de los hombres lobo en el trabajo.

Al final, nada de eso le importaba, no a Remus. ¿Por qué intentar encontrarle sentido a algo tan absurdo?

Debido al estatus anterior de celebridad de Danny, los asesinatos fueron noticia de primera plana. Había una imagen enorme de él en el Diario el profeta, de sus días en los Cannons: rostro ancho y soleado, túnica ondeando. Sin cicatrices. Una foto más pequeña de Marlene que debió haber sido tomada para el trabajo, porque vestía su uniforme. La joven sanadora prometedora, Mylene McKinnon, según la leyenda mal escrita.

Yasmin no fue mencionada en absoluto, aunque Sirius le dijo a Remus que las encontraron acostadas una al lado del la otra, y sus dedos todavía se tocaban.

-Recuerda sen tercer año-, dijo Sirius, en los días que siguieron, -todos pensamos que ustedes dos se gustaban el uno al otro-.

-Si.- Remus respondió, monótono.

-Ella era mejor bateadora que yo. Ojalá se lo hubiera dicho -.

-Ella lo sabia.- Remus dijo, con una sonrisa triste.

No se supo de Mary durante mucho tiempo. La muerte de Marlene la golpeó más fuerte que nadie: habían sido prácticamente inseparables desde que tenían once años. Remus recordó lo molestad que solía encontrarlas, antes de darse cuenta de que las chicas también eran personas.

Recordó su tranquila paciencia, sus ataques de ardiente pasión. La petición para sacar a Whomping Willow cuando solo tenían trece años, porque alguien había resultado herido, y Marlene nunca podría soportar ver a nadie herido, no si había algo que pudiera hacer al respecto. Si alguno de ellos tenía la voluntad de cambiar el mundo, habría sido ella. Pero no más.

* * *

Otro septiembre llegó y, como siempre, Remus recordó su infancia y Hogwarts. El olor a pergamino, tinta nueva, mochilas de cuero y lacre. Una sensación de nuevos comienzos; de cambio. ¿Cómo puede haber pasado una década completa desde que llegó por primera vez a King's Cross, escuálido, enojado y descuidado?

Mucho había cambiado desde entonces. Se había convertido en un hombre. Había aprendido más de lo que jamás creyó posible, había logrado cosas que nunca había soñado; sus horizontes se habían ampliado una y otra vez, gracias a la educación, la magia, la amistad y el amor. No era completamente diferente, por supuesto. Remus no se engañó a sí mismo; su temperamento no había ido a ninguna parte, ni tampoco su propensión a reprimir los malos sentimientos, solo para arremeter cuando las cosas eran demasiado.

All the young dudes (traducida)Where stories live. Discover now