1982

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Tiempos a distancia, tiempos sin contacto,

La codicia forma el hábito de pedir mucho,

Seguido a la hora de acostarse por constructores y campanas,

Espera a que se apague y nada se disipe.

Ociosamente, mentalmente, dudoso y pavoroso -

Quien corre con las habas se echará a perder con el pan.

Déjame en barbecho en latente consternación

Dime mañana, no te molestes hoy.

¡Maldita Ada! ¡Maldita Ada!

¡Maldita Ada! ¡Maldita Ada!

Intenté como un buen 'un, lo hizo todo mal

Pensé que el camino difícil estaba tardando demasiado

Demasiado tarde por arrepentimiento o cambio químico;

Los objetivos de ayer se han salido de su alcance.

El fracaso me envuelve con sus húmedos brazos verdes,

Malditas excursiones y suenen las alarmas

Por el resto de lo que es natural, me acostaré en el suelo;

Dime mañana si todavía estoy por aquí.

FOLLANDO ADA, FOLLANDO ADA!

Año Nuevo 1982

THUD-THUD-THUD-THUD-THUD-THUD

Alguien estaba golpeando la puerta.

Lo habían estado haciendo durante un tiempo y no mostraban signos de detenerse. En todo caso, estaba empeorando.

Remus abrió los ojos. Tenía la garganta seca y le dolía la cabeza. En realidad, todo dolía; había estado durmiendo en el sofá durante semanas. ¿O meses? ¿A quién le importaba? Era incómodo, pero no se atrevía a entrar en el dormitorio. La mayoría de las noches estaba demasiado borracho para moverse de todos modos. La mayoría de los días estaba demasiado borracho. Ya no tenía resacas, solo descansos entre botellas. Al chico de la puerta de al lado no le importaba correr hasta licorería cada dos días por él, probablemente estaba ganando dinero con el  cambio.

Los golpes continuaron.

-¡¿Remus ?!- El sonido amortiguado llegó a través de la puerta, y quienquiera que estuviera al otro lado siguió golpeando,

-Vete a la mierda-, gritó, con la garganta en carne viva como papel de lija.

Cogió la botella más cercana que estaba en el suelo debajo de él y bebió un sorbo. Casi se atraganta con el whisky ardiente, pero se las arregló para tragar la mayor parte, gracias a Dios. No podía permitirse el lujo de perder una gota de olvido.

-¿Remus? ¡Déjame entrar!-

Era Grant. Ahora reconoció la voz, tal vez el olor también, pero sus sentidos habían sido un desastre, desde entonces... no, no no no....

Se acurrucó y hundió la cabeza en los cojines del sofá. No podía hablar con nadie. No podía ver a nadie. Solo necesitaba que lo dejaran, beber y olvidar. Por favor .

-¡Vete a la mierda!- Sollozó, gritando a la puerta: -¡Déjame en paz!-

-¡No!- Grant gritó en respuesta, y los golpes se hicieron aún más fuertes, un implacable y resonante ruido sordo. En realidad estaba tratando de derribar la puerta, el estúpido idiota.

All the young dudes (traducida)Where stories live. Discover now