Séptimo año: lo que nos falta

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Fueron promesas maravillosas, pero no fue así. Remus no tendría la oportunidad de hacer una salida temprana misteriosa y digna de Hogwarts, y Sirius no tendría la oportunidad de demostrar que seguiría a su Moony a cualquier parte.

Más tarde, después de que la guerra terminó y todo lo demás también terminó, Remus se preguntaría si las cosas podrían haber sido diferentes si él y Sirius hubieran dejado la escuela entonces. Quizás podrían haberse mantenido más cerca, o al alejarse podrían haber mantenido a otras personas más seguras.

De todas formas. No sucedió, y no sirvió de nada pensar en ello.

Durante años y años después, una vez que la agonía de todos esos funerales y obituarios y memoriales y discursos se hubiera desvanecido, Remus se quedaría con recuerdos de sus últimos meses en Hogwarts, cuando habían sido estúpidos e ingenuos e indescriptiblemente felices sin siquiera saberlo.

Miércoles 29 de marzo de 1978

El fin de semana pasó tranquilamente; había tarea que completar y quidditch para entrenar y una broma enormemente complicada que planear, y Marlene no hizo ningún movimiento en ninguna dirección.

Sirius y James informaron que ella asistió a la práctica de quidditch y jugó tan bien como siempre, pero no les había hablado. Mary dijo que todavía estaba molesta, pero que no había decidido si decirlo o no.

Ya habían pasado la semana siguiente cuando Marlene finalmente decidió acercarse a Remus nuevamente. Ella lo atrapó solo, lo cual era raro en estos días.

Estaba ordenando el aula de Encantamientos después de una sesión de repaso, justo antes de la reunión del miércoles cooperativa-de-planificación-de-bromas-entre-casas. Por lo general, Chris ayudaba, pero estaba deprimido con un resfriado y se había tomado la tarde libre. Remus casi había querido cancelar el grupo por completo. Todo parecía tan inútil; aprender y aprender y aprender, ¿para qué? Para aprobar un examen, sacar una buena nota y luego? Si Greyback no lo mataba antes de los veinte, aún estaría desempleado. Pero a todos parecía gustarles los grupos de estudio, y odiaba defraudarlos.

Entró en la habitación oliendo a hierbas del invernadero: romero, salvia y tierra rica. Se volvió e inconscientemente se apoyó contra una pared.

-Hola.- Él dijo.

Ella se quedó quieta un rato, mirándolo en total silencio, antes de responder.

-Hola. Estoy furiosa contigo -.

-Lo sé.- Él asintió con la cabeza, tratando de ser comprensivo, -Creo que eso es bastante justo. Son... um. ¿Estás lista para hablar de ello? -

-No.- Disparó, cruzando los brazos. Ella lo fulminó con la mirada y él desvió la mirada, como un suplicante pidiendo perdón. La escuchó inquietarse un poco y suspirar con impaciencia. -Pero Danny dice que tengo que hacerlo-.

Remus evitó conscientemente sonreír, pero no pudo ignorar el alivio que sintió ante esas palabras. Miró hacia arriba de nuevo, con cuidado.

-Entonces, ¿le has hablado correctamente?

-Si. Dijo que probó la esencia de murtlap combinada con muggle TCP, y se está curando más rápido. Y tenías razón acerca de tomar un somnífero -.

-Es lo mejor que he encontrado. Para sanar -. Remus respondió, con cautela, desviando la mirada de nuevo. Ella lo hizo sentir tan avergonzado de sí mismo.

-Todos lo sabían menos yo-. Dijo Marlene. Ahora estaba apoyada contra la pared opuesta; toda la habitación entre ellos, el revoltijo de sillas y escritorios. -Incluso Mary-.

All the young dudes (traducida)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora