Capítulo 70 - Mi nueva realidad

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Capítulo 70

Elena

"Mi nueva realidad"

El yugo se extiende a lo largo de la tarde. El tema principal que nos congrega es relegado a un oscuro rincón. Mi estado de salud es la prioridad de Eddy. Ahora, instalado en mi cocina con un té de hierbas haciendo hervor, hace tiempo a que llegue el medico de su confianza.

El timbre suena, mi corazón se comprime en el pecho. Escucho los pasos del inevitable encuentro con mi nueva realidad...

Eddy, está satisfecho. Yo, estoy asustada.

-Permítame tomarle una muestra de sangre – Saca una jeringa y se coloca unos guantes. El médico no muestra signos de asombro. Mis síntomas no le impresionan. En cambio, a mí su pregunta si me deja al descubierto - ¿Ha tenido retrasos en su menstruación?

Dudo. No por desconocer la respuesta, es porque Eddy sepa mi predicamento. Aunque estoy a solas con el galeno en la habitación, afuera hay un hombre esperando respuestas a mi malestar. Ese hombre no es Augusto Corona, este si merece la verdad. Pero una verdad de ese calibre me convierte en una mujer que ha perdido su valía.

El doctor, sin que yo se lo confirme, ya entiende el problema – Siéntase cómoda de hablar conmigo – Me reconforta – Conozco a Eddy, y pienso que a él le encantaría saber lo que está ocurriendo con su pareja.

-Eddy es mi amigo, no tengo pareja.

-Ahora entiendo – Se acomoda los lentes y enarca las cejas - Su secreto está a salvo. Enviare la muestra al laboratorio, anotare su teléfono y le daré el resultado mañana en la tarde. Espero que no sea lo que pienso.

"Lo que pensamos", agrego mentalmente. La discreción significa todo para mí en este momento.

Al salir de la habitación, tanto el médico como yo interpretamos un papel diferente.

-Pienso que no es nada grave – Reporta a Eddy – Despreocúpate, Edgardo – Le dice – Tienes mucha carga con lo de tú hermano y el juicio.

¡¿Su hermano y el juicio?! ¡¿Qué juicio?! ¡¿Qué carga?! Mi amigo es reservado en relación a su vida familiar. Se nota que le incomoda el comentario del médico.

-A mi hermano no le hace falta mi ayuda, me lo dejo claro cuando estuvo en mi casa.

-Augusto, es testarudo y autosuficiente, pero son hermanos y deben dejar sus diferencias a un lado para apoyarse en estas circunstancias.

Los escucho hablar de un juicio y un hermano llamado Augusto, entonces recuerdo que el nombre de Eddy es Edgardo Corona, y todo cobra un nuevo significado. Mis ojos se expanden como grandes faros. Es una terrible y oscura casualidad ¿Eddy es hermano de Augusto Corona? ¿Estoy siendo pretendida por los dos al mismo tiempo?

-Augusto no me apoyó en ninguna de mis aspiraciones profesionales. No se engañe, tristemente puede que sea culpable de lo que se le imputa – Las amargas presunciones de Eddy fluyen descontroladas por sus labios. Me ve horrorizada y se disculpa.

-Lamento que tengas que conocer así las raíces de mi árbol genealógico, justo ahora que se avecina un temporal en mi familia.

-No te disculpes – Le calmo – Sí me permiten, debo ir al baño un momento – Es mi señal para huir con una excusa cohesiva. No puedo gritar, no puedo escapar, no puedo opinar libremente.

En el baño soy libre de llorar unos segundos, secarme la cara y salir con un semblante renovado.

ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora