Capítulo 32 - Tentada

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Capítulo 32

Elena

"TENTADA"

No debí enviarle ese mensaje. Al decirle "Solo faltas tú", estoy admitiendo que lo extraño, que me gusta y que este lugar está incompleto sin el a mi lado.

Es tarde para arrepentirme de lo que hice, mi nombre sale a relucir de la voz del conductor del evento que me invita a subir a la tarima, para que cientos de personas me aplaudan por ser la artista plástica invitada de la noche. Un enorme foco de luz se posa sobre mi cuerpo dando a conocer mi ubicación en detalle. No me queda otra opción que sonreír a la audiencia y subir con mi mejor cara.

Desde el escenario veo a Damián con su guapo novio, sentados en primera fila, y en un costado de los laterales, tras bastidores, el plácido rostro de Eddy, a quien llaman por otro nombre para que venga a mi lado, le dicen Edgardo Corona, y es cuando descubro que tiene el mismo apellido de Augusto, lo que no significa que sean obligatoriamente familia, seria demasiada coincidencia.

Ni siquiera sabía que se llamaba Edgardo, para mi es simplemente Eddy, el hombre que cree en la humanidad. Le aplauden con respeto y veo que no es un desconocido con talento, existe un margen de excitación al escuchar su nombre que me hace pensar que tiene un estatus superior al que yo pensaba.

La recaudación de la noche es maravillosa y no dejo de ser abordada por gente a cada paso que doy.

-Sabía que juntos lo lograríamos- Susurra Eddy, a mi oído, mientras indican el monto recaudado frente a un notario público.

Su brazo rodea mi cintura y al instante imagino la palabra traición, por dejar que me toque un hombre por el que no siento nada.

Por fin veo con alivio como se acercan Damián y su novio para felicitarme, y hacer alarde de la cifra que donaron con total desparpajo.

-¡La reina indiscutible del lugar! – Proclama Damián al ritmo de un abrazo sin enmienda ni protesta de mi parte.

-No exageres – Le digo al oído.

-¡Dime que ese espécimen es tuyo, por los siglos de los siglos! – Nuestro cuchicheo de odio a oído es ajeno a los presentes. Es obvio que Edgardo ha despertado el interés sexual de mi amigo.

-Es mi nuevo socio de obras benéficas... y no, no es mi novio- Le aclaro antes de soltarnos del abrazo.

Damián no espera a que lo presente, el mismo estira la mano con toda la picardía de un animal en plena cacería – Soy el mejor amigo de su socia, así que lo que es con ella, es conmigo.

-Un placer –Responde Eddy, un tanto cohibido, sin dejar su sonrisa de lado, viendo como Damián se aferra a su palma.

Es la hora de actuar. Me interpongo separando sus manos y guindándome, literalmente, del brazo de mi guapo acompañante.

-¿Vamos por unos tragos? – Eddy se me queda viendo con ternura, en contraste con Damián que achina los ojos, mientras nos ve alejarnos, y su novio enfurecido le reprende en soledad.

-Gracias por salvarme de tú amigo.

-Gracias por soportar la locura que me rodea- Le confieso serenamente.

-Estar a tu lado no es ninguna tortura, lo hago con todo gusto.

-Sin embargo, estar con Damián implica otro tipo de resistencia. Te ve como una presa apetecible que está libre en el mercado de la carne- Le doy un sorbo a la copa después de admitir que es tan hermoso que todos lo atacan, y él se queda pensando en quien sabe qué.

-¿Y tú, como me ves?- La pregunta me agarra fuera de lugar, a medio digerir la bebida que se me atora en la garganta, produciéndome tos.

No sé si responderle o salir corriendo. Mi cara se torna roja, y mis ojos buscan el refugio de un lugar distante.

-No tienes que responder si no quieres – Me calma- Pero que sepas que estar juntos me llena de mucha ilusión – y le veo beber divertido.

Ambos tienen el apellido Corona. Ambos tienen algo que no logro identificar, que los relaciona a pesar de las enormes diferencias...

¿Sería posible?

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Cartagena es demasiado hermosa para abandonarla sin hacer una parada turística primero. Es la oportunidad de Eddy para retenerme en suelo costero, y postergar el regreso a la fría ciudad de Bogotá.

-Debes conocer la ciudad vieja y visitar lugares de la Cartagena moderna. Y no olvidemos los castillos, con fosas sumergidas a cientos de metros – Eddy tiene un enorme mapa de la ciudad en la mano. Me vino a buscar con ropa deportiva y una gorra para cubrirse del sol.

Mete las maletas en el vehículo, pero estoy segura que el regreso no es de inmediato.

-¿Eso nos llevara tiempo? – Miro el reloj.

-Olvida la hora – Me dice con seriedad – Tú no eres colombiana. No conoces el país y sus costas, la comida, el calor de su gente. Por hoy eres mía, y no acepto un no como respuesta – Me toma de la mano y le hace señas al parquero – Iremos en una chiva... ¿Sabes que es una chiva?

-¿Un animal?- Respuesta equivocada. Eddy ríe por un buen rato, luego me instruye.

-Es un transporte público, bastante común en la región. Abre tú mente y disfruta de las cosas simples, porque en ellas está la belleza de la vida...

Las perlas de sabiduría de Eddy burbujean en mi vientre.

Por hoy...soy toda suya.


ENTRE LA ESPADA Y LA PAREDOù les histoires vivent. Découvrez maintenant